''Tòmenlo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro en Èl ningùn delito''. Juan 19, 6.
Hermanos, ya està cerca la pascua; por esto, preparémonos adecuadamente para el momento en que Cristo rompe las ataduras de la muerte y derrame la vida sobre todo los que lo aman.
+ Nos persignamos, santiguamos, Credo y Acto de Contriciòn.
+ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
+ Bendita, alabada y adorada sea la Pasiòn y Muerte de nuestro Señor Jesucristo, y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz.
1. JESÚS ES CONDENADO A MUERTE
''Ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y arreciaban en sus gritos'' (Lucas 23, 23).
El mundo en el que condenaron a Jesùs no es muy diferente al nuestro. Somos como la multitud que lo juzgò cuando, empujados por falsos anuncios o por conveniencia, condenamos a un hermano. ¿Cuántos condenados sufren, ademàs de sus penas, las noticias parcializadas que lastiman a sus seres queridos? ¿Cuàntas veces nos alegramos del sufrimiento ajeno, creyendo que somos dignos y justos para juzgar? Jesùs es condenado por las multitudes de Jerusalèn y las de todos los tiempos, pues padece con la injusticia con que tratamos a los demàs, ya sea por motivos religiosos, polìticos o sociales Si decimos amar al Señor, pero condenamos a los hermanos con facilidad, en realidad no somos sus seguidores, mucho menos cuando cerramos nuestro corazòn para ayudar a quien sufre privado de su libertad o a su familia. El mundo condena a muerte a miles de inocentes, especialmente a los niños explotados y a los que les quita la vida (aborto). Rompamos con este circulo de odio y de indiferencia por medio del perdòn y la reconciliaciòn.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, Piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
2. JESÚS CARGA LA CRUZ A CUESTAS
''Tomaron, pues, a Jesùs, que cargando con su Cruz, saliò hacia el lugar llamado Calvario''. (Juan 19, 16-17).
El Señor carga con el peso de una cruz injusta, sìmilar a la que deben llevar muchos hermanos nuestro que no tienen trabajo ni un sistema de salud que los ampare; aquellos que están solos y desprotegidos por no tener dinero, hermanos que llevan con calma la pesada cruz del hambre, el desplazamiento, la discriminaciòn y la explotaciòn. Muchas cruces son impuestas, pero otras son resultado de nuestras propias decisiones o de las ''làpidas'' que ponemos a nuestros hermanos. Decimos con facilidad drogadicto, eutanasia, aborto, divorcio, secuestrados, ideología de gènero, desprecio por los adultos mayores, desempleo y desesperanza. a cambiar esto, pues con Jesùs no vamos hacia la perdición en lugares de muerte ('' La Calavera''- Gòlgota), sino hacia la resurrecciòn, a la vida.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, Piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
3. JESÙS CAE POR PRIMERA VEZ
''Porque si hacen esto con el leño verde, ¿què no se harà con el seco?'' (Lucas 23, 31).
Como seres humanos, tenemos sueños y estamos regidos por las leyes de nuestra naturaleza, pero somos màs de lo que podemos ver, pues tenemos un deseo de perfecta alegría que nos mueve a crecer, a potenciar la vida. Sin embargo, no siempre buscamos donde deberíamos, y no logramos llenar ese vacío. Es como dice la Palabra: '' Sembramos donde no cosechamos''. El mundo nos ofrece tantas posibilidades para ''llenar'' este vacío, que podemos creerle. Con facilidad confundimos el lujo, el dinero, la fama o el poder con la plenitud, cuando en realidad no es así, pues el ùnico que la puede entregar es Dios. Jesùs cae por el peso de nuestros pecados, una cruz injusta, pero tiene fuerzas para levantarse; nosotros somos sus seguidores, por lo que no podemos permanecer ''caídos'', sino que debemos levantarnos para denunciar un poder usurpado, una economía devastadora, una Iglesia callada y una espiritualidad acomodada, demostrando que el dolor, el egoísmo, el sufrimiento y el sinsentido no tienen la ùltima palabra.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, Piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, Piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
4. JESÙS SE ENCUENTRA CON SU SANTÍSIMA MADRE.
''Junto a la Cruz de Jesùs estaba su Madre'' (Juan 19, 25).
Dar vida es un don del gènero femenino, la maternidad no es una simple etapa de la naturaleza que culmina con el parto, sino que envuelve todo el ser de la mujer, elevàndola a su máxima expresiòn. Miremos a la Virgen Marìa, una sencilla joven de campo, que por la pureza de su corazón fue elegida, concibió y nos entregó al Salvador. Si ella no hubiera sido valiente para dar su ''Sí'', ¿en donde estaríamos? Solo la mujer que es madre conoce la lucha por la vida, el aferrarse a su misma carne y creer cuando otros dudan. La maternidad es una marca indeleble en la mujer que no puede igualarse con simples decisiones, es mucho màs, es una decisiòn responsable de entregarlo todo por cuidar de la vida que hay en nuestra vida. Marìa cuidò con dedicaciòn a su hijo recièn nacido, lo educò y le enseñò sus tradiciones, y nunca lo abandonó a su hijo a su suerte, tanto que estuvo al pie de la cruz. Solo el verdadero amor, como el de las madres, conoce de sacrificios y permanece al pie de la cruz, esperando la resurrecciòn y la vida.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, Piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
'' Echaron mano de un cierto Simòn de Cirene, que venìa del campo, y le cargaron la Cruz para que la llevara detrás de Jesùs'' (Lucas 23, 26).
¿Quièn quiere llevar una cruz que no sea la suya? ¿Quièn desea cargar con la enfermedad terminal del hermano con sida o càncer? ¿Hay alguien tan generoso que acepte las malformaciones genèticas que jamàs desapareceràn y que, por el contrario, nos conduciràn a la muerte? ¡Levante la mano quien quiera morir por los demàs y ser tratado como culpable! Cargar con la cruz de los otros no es fácil. Ser la mano que levanta al que se cae puede provocar indiferencia y rechazo en un mundo que grita fuerte: ''¡Necesito màs condenados!''. La solidaridad es un virtud que no està en venta en el mundo capitalista: ''Mi tiempo desperdiciando representa dinero''. Es por eso que nadie quiere escuchar al anciano (la television tiene que estar demasiado alta para no escucharnos), nadie quiere ver al niño en la casa (por eso los distraemos con videojuegos o internet). El que no es solidario, no es cristiano; el que no se compadece con su hermano, no puede llamarse seguidor de Cristo, sino que será un ''turista'' en este mundo con un pasaporte que se agotarà con su muerte. Extendamos nuestras manos para ayudar a llevar la cruz de otros, a pesar de que tengamos miedo de no saber lo que nos espera.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, Piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
''Le golpeaban la cabeza con una caña, le escupìan y, doblando las rodillas, se postraban ante Èl''. (Marcos 15, 19).
¿Cuàl es el rostro de Cristo? ¿Què imagen tenemos de Èl? ¿El de cabello rubio y los ojos claros? Èl no es blanco ni negro, moreno o amarillo; Èl se encarna en todos los rostros humanos, desde el màs pobre hasta el màs rico, en el mendigo, el ejecutivo, el triste y el alegre, el enfermo y el saludable, el hambriento y el que esta satisfecho. No es el color ni la raza lo que define, sino una manera de ser en el amor. solo hay una forma de encontrarnos con el verdadero rostro de Jesùs y enjugarlo: Hacemos hermanos todos. El rostro del Señor està en medio de nosotros: en los campesinos olvidados por el Estado. en las comunidades indígenas, en los vendedores informales de nuestras ciudades, en tantos doctores y profesores que sacrifican su vida por sanar y educar a otros, en las mujeres que son maltratadas y en los niños explotados. Nuestro deber es limpiar estos rostros y devolverles su dignidad.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
''Despreciable, un Don Nadie ¡Y de hecho cargò con nuestros males y soportò todas nuestras dolencias!''. (Isaías 53, 3-4).
Si en la primera caída quería cargar con la cruz de Jesùs, en esta segunda el mensaje se dirige a cada uno de nosotros: ¿Cuántas veces el hombre se ha levantado contra Dios alzando su ''torre de babel''? ¿Cuantas teorias y polìticas han ofrecido un nuevo cielo y una nueva tierra en donde el hombre sea todopoderoso, y no se han realizado? Lo cierto es que cada vez que el hombre se olvida de Dios se desboca al peor de los abismos: las luchas por la igualdad y la justicia se toman violentas, el deseo de riqueza lleva a los pueblos a atacar a sus hermanos y los niños son instruidos en ideas contrarias a la fe, entre otros. El mundo promete lo que no puede cumplir, y por eso caemos una y otra vez, pero parece que no aprendemos de nuestros errores, Jesùs cae, pero se levanta, no se queda en el suelo viendo còmo todo lo que habìa construido se derrumba, sino que se llena de fuerza y sigue adelante. No olvidemos nuestra historia, corrìjamos los errores del pasado y levantèmonos de nuestras caìdas. pues el sentido de la Cuaresma no està en darse golpes de pecho, sino llegar a la meta segura de la Pascua.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
''Le seguìan una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por Èl'' (Lucas 23, 27).
Hoy, muchos de los que nos llamamos cristiano, hemos escuchado la Palabra del Señor y queremos seguirlo, pero no somos tan generosos como para crucificarnos con Èl, Hay quienes viven una fe sin cruz, una espiritualidad de inseguros y espectadores y que no se comprometen con la expanciòn del Reino de Dios. Quien se dice cristiano tiene que cambiar su forma de vida. El cristianismo no es una espiritualidad individualista sino comunitaria, que eleva los ideales humanos a su punto màximo: si somos justos y damos a cada uno lo que le corresponde, encarnaremos la justicia de Dios, quien mira el corazòn. Que nuestra vida no sea como la de las multitudes indiferentes que, por ejemplo, hacen turismo en los paìses pobres, no para tener misericordia sino làstima, aquel sentimiento que hace al otro mendigo, inmaduro e inconsciente. El verdadero cristianismo nos lleva a comprometernos con la sociedad y a trabajar por la justicia. Trabajemos unidos por rescatar del sufrimiento a tantos hermanos, especialmente a las mujeres oprimidas que sufren el flagelo de la indiferencia y el maltrato.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
14. JESÙS ES SEPULTADO
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, Piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
5. EL CIRENEO AYUDA A JESÙS A LLEVAR LA CRUZ.
¿Quièn quiere llevar una cruz que no sea la suya? ¿Quièn desea cargar con la enfermedad terminal del hermano con sida o càncer? ¿Hay alguien tan generoso que acepte las malformaciones genèticas que jamàs desapareceràn y que, por el contrario, nos conduciràn a la muerte? ¡Levante la mano quien quiera morir por los demàs y ser tratado como culpable! Cargar con la cruz de los otros no es fácil. Ser la mano que levanta al que se cae puede provocar indiferencia y rechazo en un mundo que grita fuerte: ''¡Necesito màs condenados!''. La solidaridad es un virtud que no està en venta en el mundo capitalista: ''Mi tiempo desperdiciando representa dinero''. Es por eso que nadie quiere escuchar al anciano (la television tiene que estar demasiado alta para no escucharnos), nadie quiere ver al niño en la casa (por eso los distraemos con videojuegos o internet). El que no es solidario, no es cristiano; el que no se compadece con su hermano, no puede llamarse seguidor de Cristo, sino que será un ''turista'' en este mundo con un pasaporte que se agotarà con su muerte. Extendamos nuestras manos para ayudar a llevar la cruz de otros, a pesar de que tengamos miedo de no saber lo que nos espera.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, Piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
6. LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DEL SEÑOR JESÙS
''Le golpeaban la cabeza con una caña, le escupìan y, doblando las rodillas, se postraban ante Èl''. (Marcos 15, 19).
¿Cuàl es el rostro de Cristo? ¿Què imagen tenemos de Èl? ¿El de cabello rubio y los ojos claros? Èl no es blanco ni negro, moreno o amarillo; Èl se encarna en todos los rostros humanos, desde el màs pobre hasta el màs rico, en el mendigo, el ejecutivo, el triste y el alegre, el enfermo y el saludable, el hambriento y el que esta satisfecho. No es el color ni la raza lo que define, sino una manera de ser en el amor. solo hay una forma de encontrarnos con el verdadero rostro de Jesùs y enjugarlo: Hacemos hermanos todos. El rostro del Señor està en medio de nosotros: en los campesinos olvidados por el Estado. en las comunidades indígenas, en los vendedores informales de nuestras ciudades, en tantos doctores y profesores que sacrifican su vida por sanar y educar a otros, en las mujeres que son maltratadas y en los niños explotados. Nuestro deber es limpiar estos rostros y devolverles su dignidad.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
7. JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ
''Despreciable, un Don Nadie ¡Y de hecho cargò con nuestros males y soportò todas nuestras dolencias!''. (Isaías 53, 3-4).
Si en la primera caída quería cargar con la cruz de Jesùs, en esta segunda el mensaje se dirige a cada uno de nosotros: ¿Cuántas veces el hombre se ha levantado contra Dios alzando su ''torre de babel''? ¿Cuantas teorias y polìticas han ofrecido un nuevo cielo y una nueva tierra en donde el hombre sea todopoderoso, y no se han realizado? Lo cierto es que cada vez que el hombre se olvida de Dios se desboca al peor de los abismos: las luchas por la igualdad y la justicia se toman violentas, el deseo de riqueza lleva a los pueblos a atacar a sus hermanos y los niños son instruidos en ideas contrarias a la fe, entre otros. El mundo promete lo que no puede cumplir, y por eso caemos una y otra vez, pero parece que no aprendemos de nuestros errores, Jesùs cae, pero se levanta, no se queda en el suelo viendo còmo todo lo que habìa construido se derrumba, sino que se llena de fuerza y sigue adelante. No olvidemos nuestra historia, corrìjamos los errores del pasado y levantèmonos de nuestras caìdas. pues el sentido de la Cuaresma no està en darse golpes de pecho, sino llegar a la meta segura de la Pascua.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
8. JESÙS SE ENCUENTRA CON LAS MUJERES.
''Le seguìan una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por Èl'' (Lucas 23, 27).
Hoy, muchos de los que nos llamamos cristiano, hemos escuchado la Palabra del Señor y queremos seguirlo, pero no somos tan generosos como para crucificarnos con Èl, Hay quienes viven una fe sin cruz, una espiritualidad de inseguros y espectadores y que no se comprometen con la expanciòn del Reino de Dios. Quien se dice cristiano tiene que cambiar su forma de vida. El cristianismo no es una espiritualidad individualista sino comunitaria, que eleva los ideales humanos a su punto màximo: si somos justos y damos a cada uno lo que le corresponde, encarnaremos la justicia de Dios, quien mira el corazòn. Que nuestra vida no sea como la de las multitudes indiferentes que, por ejemplo, hacen turismo en los paìses pobres, no para tener misericordia sino làstima, aquel sentimiento que hace al otro mendigo, inmaduro e inconsciente. El verdadero cristianismo nos lleva a comprometernos con la sociedad y a trabajar por la justicia. Trabajemos unidos por rescatar del sufrimiento a tantos hermanos, especialmente a las mujeres oprimidas que sufren el flagelo de la indiferencia y el maltrato.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
9. JESÙS CAE POR TERCERA VEZ
''Soportò el castigo que nos regenera y fuimos curados con sus heridas'' (Isaías 53, 5).
¿Còmo nos puede regocijar el sufrimiento o el castigo de otra persona? ¿Còmo nos pueden causar alegría y paz sus equivocaciones? Como cristianos debemos tener una mirada distinta ante las tragedias de los hermanos, debemos llevar esperanza y consuelo. No es fácil decir que el dolor redime cuando el mundo tiene miedo al dolor, a la enfermedad, a la vejez, al sufrimiento y al sacrificio, pues solo '' vale la pena'' lo fàcil y lo que produce placer. El mundo solo quiere ver juventud, fuerza, belleza, salud y solidez econòmica, por lo que la respuesta de Jesùs de compartir el sufrimiento de los demàs parece descabellada. El creyente tiene que ser consciente de la fragilidad de la naturaleza y que la enfermedad y las dificultades llegan sin avisar, pero que aùn en ello Dios permanece fiel y no se olvida de su pueblo. Las caidas del mundo y de los que nos rodean no pueden ser motivo de alegría para nosotros, sino una oportunidad para ''ser santos como Èl es santo''.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
10. JESÙS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
'' Se repartieron sus vestidos, echàndolos a suertes''. (Lucas 23,34).
Jesùs ha llegado al lugar de la crucifixión. El condenado no tiene màs que su ropa y el madero sobre el que serà crucificado. El Señor comparte las tragedias humanas como la de los adultos mayores que no reciben pensiòn y no tienen lo necesario para su sustento; las de tantos jóvenes que no ven claro su futuro por las dificultades económicas y sociales; las de tantas mujeres y niños maltratados, como tambièn las de los trabajadores explotados. Èl ha quedado completamente desnudo frente a aquellos que se complacen con el dolor del otro y se creian santos buscando su muerte. Como Èl, tambièn estàn nuestros pobres, marginados y excluidos, pues el mundo les ha dado la espalda y solo contempla còmo el sufrimiento acaba con la esperanza. Sin embargo, Èl nos recuerda que aun cuando nos quiten todo lo que tengamos, somos dignos e importantes ante Dios.
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11. JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
''Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena; este es Jesùs, el rey de los judíos'' (Mateo 27, 37).
Hermanos, con seguridad hemos pensado en nuestro epitafio: frases hermosas de lo que hicimos, de lo importantes que fuimos y del legado que dejamos, buscando ser recordados por los hombre, pero ¿ante Dios con què tìtulo nos presentaremos? ¿Valdrà la pena decirle que fuimos ''esto'' o ''aquello''? Jesùs no escogiò su epitafio (''INRI'') y aún asì lo presenta como rey no solo de los judíos, sino de un pueblo màs grande: la Iglesia. La condena que para las autoridades del momento significaba el fin de Jesùs, en realidad sirviò para reafirmar la fe y el compromiso de sus seguidores. Èl reina desde la cruz y desde el servicio, es completamente distinto a los gobernantes del mundo, que solo buscan su propio beneficio y se olvidan de su pueblo. Èl es un Rey sin riquezas, sin tierras, ni ejército, pues su gran tesoro està en hacer la voluntad del Padre. La crucifixiòn de nuestro Señor nos debe permitir reflexionar sobre nuestra vida de fe, pues puede que vivamos sometidos bajo el dominio de los reyes del mundo, mas no en los brazos del Rey verdadero.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
12. JESÙS MUERE EN LA CRUZ
''¡Dios mìo, Dios mìo! ¿Por què me has abandonado?... Jesùs, dando de nuevo un fuerte grito, exhalò el espíritu'' (Mateo 27, 46-50).
HAGAMOS UN MOMENTO DE SILENCIO
El grito de Jesùs es el mismo de quienes antes de dar el gran salto de esta vida a las manos del Padre, sienten miedo por lo desconocido, pero que aún asì se encomiendan al Altísimo. Sin pedirlo fuimos concebidos, y ahora, tambièn sin consultarnos, debemos entregar nuestra vida, pero no para la perdición, sino para la eternidad, Jesùs sabe que el Padre lo espera en el cielo, pero eso no evita que sienta angustia o dolor: su solidaridad con los hombres llega al extremo de compartir la angustia por la muerte. La cantidad de gritos que escuchamos quizà haya ensordecido nuestros oídos, pero eso no significa que dejen de existir en los niños explotados y abusados, en las mujeres maltratadas y en los abuelos abandonados. Debemos limpiar nuestro corazòn para que sea sensible ante el sufrimiento de los demàs, pues Jesùs no fue derrotado en la Cruz, no es signo de fracaso, sino esperanza de vida. De igual manera, la partida de nuestros seres queridos no es motivo para que caigamos en la depresiòn, sino razòn para que nos acerquemos màs al Señor y fortalezcamos nuestra fe en Èl.
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13. JESÙS ES BAJADO DE LA CRUZ Y COLOCADO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE
''Josè de Arimatea se presentò ante Pilato, le pidiò el cuerpo de Jesùs y, despuès de descolgarlo, lo envolviò en una sàbana'' (Lucas 23, 52-53).
Despuès de la Anunciaciòn, el àngel habìa dejado a la Virgen Marìa. Su ''Sì'' al proyecto de Dios había quedado en los oìdos del àngel. Ahora, su respuesta resuena con màs fuerza que nunca en medio del silencio: Su respuesta la llevò a ser la primera y màs fiel discìpula del Señor, ya que estuvo con Èl en todo momento solo una madre puede dar un ''Sí'' tan gigantesco; solo ellas la sociedad los acuse de ser violentos, asesinos, abusadores o ladrones. Solo el ''Sì'' de una madre puede guardar todas estas cosas en su corazòn, con la esperanza de que todo cambie algún dìa. Ahora, cuando su Palabra no resuena Espíritu, hace que su voz salga de nuestros labios para que no permanece crucificada ni olvidada.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
14. JESÙS ES SEPULTADO
''Lo descolgò de la Cruz, lo envolviò en una sàbana y lo puso en un sepulcro que estaba excavando en la roca'' (Marcos 15, 46).
Jesùs ha muerto, y quizàs con su muerte tambièn murieron muchas de las esperanzas mesiànicas de sus discípulos. Para algunos, Èl solo era un profeta grande en obras y prodigios, pero no el Hijo de Dios. aún asì, le preocuparon una sepultura digna en la roca, Este pasaje nos hace recordar cuando Dios nos hizo brotar agua de la roca para los israelitas no perecieran en el desierto. En esta ocasiòn, el Creador hace brotar el agua de la vida eterna del sepulcro de Cristo; la Resurrecciòn. Cristo es la vida del cristiano cuando se enfrenta a la roca del sufrimiento, del dolor, la infidelidad, el engaño, el desamor, la indiferencia, la envidia, la gula, la pereza, la lujuria, la soberbia, la ira y la avaricia. El creyente tiene que ''golpear'' con fuerza e insistencia a travès de la oraciòn, para que Èl escuche, atienda y conceda bondadoso lo que le pedimos.
+ Por tu condena injusta: Perdòn, Señor, piedad. Si grandes son mis culpas mayor es tu bondad.
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