martes, 11 de septiembre de 2012

CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

NOTA CON INDICACIONES PASTORALES PARA EL AÑO DE LA FE



Con la Carta apostólica porta fidei, del 11 de octubre de 2011, el Santo Padre Benedicto XVI ha proclamado un Año de la fe, que comenzara el 11 de octubre de 2012, en el quincuagésimo aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, y concluirá el 24 de noviembre de 2013, Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo.

Ese año sera una ocasión propicia para que todos los fieles comprendan con mayor profundidad que el fundamento de la fe cristiana es ´´el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva´´. Fundada en el encuentro con Jesucristo resucitado, la fe podrá ser redescubierta integralmente y en todo un esplendor. También en nuestros días la fe es un don que hay que volver a descubrir, cultivar y testimoniar. En la celebración del Bautismo el Señor nos concede a todos la gracia de vivir la belleza y la alegría de ser cristianos.

El comienzo del Año de la fe coincide con el recuerdo agradecido de los grandes eventos que han marcado el rostro de la Iglesia de nuestros días: los cincuenta años pasados desde la apertura del Concilio Vaticano II por voluntad del Beato Juan XXIII (1 de octubre de 1962) y los veinte años desde la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica, legado a la Iglesia por el Beato Juan Pablo II (11 de octubre de 1992).

Según la palabras del Papa Juan XXIII, el Concilio ha querido ´´transmitir pura e íntegra, la doctrina, sin atenuaciones ni deformaciones´´ comprometiéndose ´´esta doctrina, cierta e inmutable, que debe ser fielmente respetada, sea profundizada y presentada de manera que corresponda a las exigencias de nuestro tiempo´´. En este sentido, continúa siendo de crucial importancia la afirmación inicial de la Constitución dogmática lumen gentium: ´´Cristo es la luz de los pueblos, Por ello este sacrosanto Sínodo, reunido en el Espíritu Santo, desea ardientemente iluminar a todos los hombres, anunciando el Evangelio a toda criatura (cf. Mc 16,15) con la claridad de Cristo que resplandece sobre la faz de la tierra´´. Desde esa luz  de Cristo que purifica, ilumina y santifica en la celebración de la sagrada liturgia (Constitución Sacrosanctum Concilium), y con su palabra Divina (Constitución dogmática Dei Verbum) el Concilio ha querido ahondar en la naturaleza íntima de la Iglesia (Constitución dogmática Lumen gentium) y su relación con el mundo contemporáneo (  Constitución pastoral Gaudium et Spest). Alrededor de sus cuatro Constituciones, verdaderos pilares del Concilio, se agrupan las Declaraciones y Decretos, que abordan algunos de los principales desafíos de nuestro tiempo.


Después del Concilio, la Iglesia ha trabajado para que sus ricas enseñanzas sean recibidas y aplicadas en continuidad con toda la Tradición bajo la guía segura del Magisterio. Para facilitar la correcta recepción del Concilio, los Sumos Pontifices han convocado reiteradamente el Sínodo de los Obispos, instituido por el Siervo de Dios Pablo VI en 1965, proponiendo a la Iglesia directrices claras a través de las diversas Exhortaciones apostólicas post-sinodales. La próxima Asamblea General del Sínodo de los Obispos, en octubre de 2012, tendrá como tema: La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana.

Desde el comienzo de su pontificado, el Papa Benedicto XVI se ha comprometido firmemente en procurar una correcta comprensión del Concilio, rechazando como errónea la llamada ´´ hermenéutica de la discontinuidad de la ruptura´´, y promoviendo la que él mismo ha llamado ´´ hermenéutica de la reforma´´, de la renovación dentro de la continuidad del único sujeto- Iglesia, que el Señor nos ha dado; es un sujeto que crece en el tiempo y se desarrolla, pero permaneciendo siempre el mismo, único sujeto del pueblo de Dios en camino.

El Catecismo de la Iglesia Católica, colocándose en esta línea, por un lado se presenta como un ´´autentico fruto del concilio Vaticano II´´, y por otro intenta favorecer su acogida. El Sínodo Extraordinario de los Obispos de 1985, convocado con ocasión del vigésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II y para hacer un balance de su recepción, sugirió la preparación de este Catecismo para ofrecer al pueblo de Dios un compendio de toda la doctrina católica y un texto de referencia segura para los catecismos locales. El Papa Juan Pablo II aceptó esta propuesta como un deseo de responder plenamente a una necesidad real de la Iglesia universal y las Iglesias particulares. Redactado en colaboración con todo el episcopado de la Iglesia Católica, este Catecismo ´´manifiesta de verdad una cierta sinfonía de la fe´´.

El Catecismo presenta ´´lo nuevo y lo viejo (MT 13,52), dado que la fe es siempre la misma y, a la vez, es fuerte de luces siempre nuevas. Para responder a esa doble exigencia, el Catecismo de la Iglesia Católica, por una parte, toma la estructura ´´antigua´´, tradicional, ya utilizada por el catecismo de San pío V, articulando el contenido en cuatro partes: Credo; Sagrada Liturgia, con los sacramentos en primer lugar; el obrar cristiano, expuesto a partir del Decálogo; y, por ultimo, la oración cristiana. Con todo, al mismo tiempo, el contenido se expresa a menudo de un modo ´´nuevo´´, para responder a los interrogantes de nuestra época ´´.  Este Catecismo es ´´ un Instrumento valido y legítimo al servicio de la comunión eclesial, y una regla segura para la enseñanza de la fe´´.Allí se hallan ´´ los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente. En efecto, en él se pone de manifiesto la riqueza de la enseñanza que la Iglesia ha recibido, custodiado y ofrecido en sus dos mil años de historia. Desde la Sagrada Escritura a los Padres de la Iglesia,

1 comentario:

  1. gracias johanny por haber visitado a nuestra pagina el video esta muy interesante para nosotros no olvides mandarnos tus comentarios a nuestra pagina gracias Dios los bendiga

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