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domingo, 31 de marzo de 2013
DOMINGO DE RESURRECCION
En países hispanos, y en particular en España,
se celebran procesiones poniendo un punto final a la celebración de
En la cultura polaca, se celebra
SABADO SANTO
VIGILIA PASCUAL
El sábado Santo (denominado
hasta la reforma litúrgica de 1955 Sábado de Gloria) es el nombre que algunas denominaciones
cristianas dan al sábado de la semana del primer plenilunio de primavera
(boreal). Es el tercer día del Triduo Pascual, que concluye con las segundas
Vísperas del Domingo de
Resurrección culminando así para
los cristianos la Semana Santa. Tras conmemorar
el día anterior la muerte de Cristo en la Cruz , se espera el momento de
la Resurrección. Es
la conmemoración de Jesús en el sepulcro y su Descenso al
Abismo. Una vez ha anochecido, tiene lugar la principal celebración cristiana
del año: la Vigilia Pascual.
Liturgia del Sábado Santo en las distintas confesiones cristianas
Iglesia Católica
El Sábado Santo es un día de luto. En la Iglesia Católica también
se conmemora la Soledad
de María después de llevar al sepulcro a Cristo, quedando en compañía del
Apóstol Juan. Pueden ser expuestas en la Iglesia, a la veneración de los
fieles, la imagen de Cristo crucificado, o en el sepulcro, o descendiendo a los
Infiernos, ya que ilustran el misterio del Sábado Santo. Hoy la Iglesia se
abstiene absolutamente del sacrificio de la Misa. La Sagrada Comunión puede
darse solamente como viático. No se conceda celebrar el Matrimonio, ni
administrar otros sacramentos, a excepción de la Penitencia y la Unción de los
Enfermos.
Hasta
la reforma litúrgica de la Semana Santa acometida por el Papa Pío XII (encargada en 1955 a Monseñor Aníbal Bugnini como una especie de anticipo a la
reforma litúrgica general del Concilio Vaticano II) se llamaba a este
día Sábado de Gloria, pues
la celebración de la Resurrección (la Vigilia Pascual) tenía lugar ya en la
mañana del sábado, debido a la norma del ayuno preparatorio a la Comunión
sacramental desde la medianoche precedente. Considerando que el Viernes Santo
ya había sido día de ayuno, era excesivo prolongarlo un día más casi completo.
En 1951 Pío XII permitió, mediante el inesperado decreto “Dominicae
Resurrectionis” de 9 de febrero (Vid. AAS 43 (1951), pp. 128-129), que la
vigilia se realizase de noche, lo que tras otro decreto, el “Maxima
Redemptionis” de 16 de noviembre de 1955 (Vid. AAS 47 (1955), pp. 838-841), fue
obligatorio a partir de 1956. Desde entonces dicha Vigilia se celebra más
razonablemente en horas de la noche, el Sábado Santo queda para los católicos
más como un día de espera, expectante por la gran celebración que tendrá lugar
unas horas más tarde. Esto se vio facilitado también por la reforma al ayuno
preparatorio a tres horas antes de comulgar. El Concilio Vaticano II actualmente lo tiene fijado en una
hora antes de comulgar.
Aunque
en muchos lugares sigue denominándose así por la costumbre, su uso es
incorrecto. No obstante, dado el statu quo entre las iglesias cristianas
respecto a las celebraciones litúrgicas en la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén,
como a la Iglesia Católica
Apostólica y Romana le
corresponden las horas de la mañana para sus oficios, la Vigilia Pascual sigue
realizándose el sábado por la mañana en dicho lugar.
Como
no puede celebrarse ningún rito oficial durante el día, se suelen predicar
retiros espirituales, y en muchos lugares también los sacerdotes durante el día
atienden confesiones. También es costumbre en algunos templos el rezo de la Liturgia de las Horas por
parte de los clérigos con participación de fieles seglares.
Iglesia Ortodoxa
En la Iglesia
Ortodoxa el día
es denominado también Gran Sábado conmemorando el descanso de Cristo en
el sepulcro, su descenso a los infiernos y su entrada en el Paraíso. Se realiza una
víspera de la celebración litúrgica de San Basilio el Grande. Todos meditan y
están en silencio.
Iglesia Anglicana
El rito en la Iglesia Anglicana es semejante a la católica con la particularidad que
el altar se cubre con una tela negra.
Liturgia del Sábado Santo en las distintas confesiones cristianas
Iglesia Católica
El Sábado Santo es un día de luto. En la Iglesia Católica también
se conmemora la Soledad
de María después de llevar al sepulcro a Cristo, quedando en compañía del
Apóstol Juan. Pueden ser expuestas en la Iglesia, a la veneración de los
fieles, la imagen de Cristo crucificado, o en el sepulcro, o descendiendo a los
Infiernos, ya que ilustran el misterio del Sábado Santo. Hoy la Iglesia se
abstiene absolutamente del sacrificio de la Misa. La Sagrada Comunión puede
darse solamente como viático. No se conceda celebrar el Matrimonio, ni
administrar otros sacramentos, a excepción de la Penitencia y la Unción de los
Enfermos.
Hasta
la reforma litúrgica de la Semana Santa acometida por el Papa Pío XII (encargada en 1955 a Monseñor Aníbal Bugnini como una especie de anticipo a la
reforma litúrgica general del Concilio Vaticano II) se llamaba a este
día Sábado de Gloria, pues
la celebración de la Resurrección (la Vigilia Pascual) tenía lugar ya en la
mañana del sábado, debido a la norma del ayuno preparatorio a la Comunión
sacramental desde la medianoche precedente. Considerando que el Viernes Santo
ya había sido día de ayuno, era excesivo prolongarlo un día más casi completo.
En 1951 Pío XII permitió, mediante el inesperado decreto “Dominicae
Resurrectionis” de 9 de febrero (Vid. AAS 43 (1951), pp. 128-129), que la
vigilia se realizase de noche, lo que tras otro decreto, el “Maxima
Redemptionis” de 16 de noviembre de 1955 (Vid. AAS 47 (1955), pp. 838-841), fue
obligatorio a partir de 1956. Desde entonces dicha Vigilia se celebra más
razonablemente en horas de la noche, el Sábado Santo queda para los católicos
más como un día de espera, expectante por la gran celebración que tendrá lugar
unas horas más tarde. Esto se vio facilitado también por la reforma al ayuno
preparatorio a tres horas antes de comulgar. El Concilio Vaticano II actualmente lo tiene fijado en una
hora antes de comulgar.
Aunque
en muchos lugares sigue denominándose así por la costumbre, su uso es
incorrecto. No obstante, dado el statu quo entre las iglesias cristianas
respecto a las celebraciones litúrgicas en la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén,
como a la Iglesia Católica
Apostólica y Romana le
corresponden las horas de la mañana para sus oficios, la Vigilia Pascual sigue
realizándose el sábado por la mañana en dicho lugar.
Como
no puede celebrarse ningún rito oficial durante el día, se suelen predicar
retiros espirituales, y en muchos lugares también los sacerdotes durante el día
atienden confesiones. También es costumbre en algunos templos el rezo de la Liturgia de las Horas por
parte de los clérigos con participación de fieles seglares.
Iglesia Ortodoxa
En la Iglesia
Ortodoxa el día
es denominado también Gran Sábado conmemorando el descanso de Cristo en
el sepulcro, su descenso a los infiernos y su entrada en el Paraíso. Se realiza una
víspera de la celebración litúrgica de San Basilio el Grande. Todos meditan y
están en silencio.
Iglesia Anglicana
El rito en la Iglesia Anglicana es semejante a la católica con la particularidad que
el altar se cubre con una tela negra.
VIERNES SANTO
VIA CRUCIS Y SEPULTURA DE JESÚS
El Viernes Santo es una de las principales celebraciones de la religión del Cristianismo, dentro de la denominada Semana Santa. Este día se recuerda la Muerte de Jesús de Nazaret.
En este día, la Iglesia Católica manda a sus fieles guardar ayuno y abstinencia de carne como penitencia.
Liturgia de Viernes Santo
En la religión católica
siguiendo una antiquísima tradición, en este día no se celebra la Eucaristía y
se adora la Cruz.En
lugar de la Misa, se celebra la "Liturgia de la Pasión del Señor" a
media tarde del viernes, de ser posible cerca de las tres de la tarde, hora en
la que se ha situado la muerte del Señor en la cruz. Por razones pastorales
puede celebrarse más tarde, pero no después de las seis de la tarde.El
sacerdote y el diácono visten ornamentos rojos, en recuerdo de la sangre
derramada por Jesucristo en la cruz. Los obispos participan en esta celebración
sin báculo y despojados de su anillo pastoral. Antes de iniciar la celebración,
el templo se presenta con las luces apagadas, y de no ser posible, a media luz.
El Altar (y los laterales) se encuentran sin manteles ni adornos, mientras que
a un costado de éste, ha de disponerse un pedestal para colocar en él la santa
cruz que será ofrecida a veneración.El
comienzo de esta celebración es en silencio. El sacerdote se postra frente al
altar, con el rostro en tierra, recordando la agonía de Jesús. El diácono, los
ministros y los fieles se arrodillan en silencio unos instantes. El sacerdote,
ya puesto de pie, se dirige a la sede donde reza una oración (a modo de oración
colecta).En
seguida, estando los fieles sentados, se proclaman dos lecturas, la primera del
profeta Isaías (el siervo sufriente) y la segunda del apóstol san Pablo,
intercaladas por un salmo ("Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu").Después
de la segunda lectura, sin aclamación, se proclama el relato completo de la
"Pasión según san Juan", en cuya lectura participan varias personas,
leyéndose los papeles de Jesús (por el diácono o el sacerdote), el cronista por
una persona y el Sanedrín (las personas que aparecen en el relato) por otro,
siendo un seglar el que informa de lo que se va a ir realizando a lo largo de
ésta celebración, al igual que en el día anterior. La homilía es algo más breve
de lo habitual debido a lo extenso del Evangelio.Luego
tienen lugar las peticiones, hechas hoy de manera solemne por la Iglesia, el
Papa, los clérigos, fieles, gobernantes e incluso por los no católicos, los
judíos y los ateos.
Después tiene lugar la
veneración del Árbol de la Cruz ,
en la cual se descubre en tres etapas el crucifijo para la veneración de todos.
El sacerdote celebrante va a los pies de la iglesia junto con dos personas
(diáconos o monaguillos normalmente) que portan unos cirios y va avanzando con
la cruz tapada con una tela oscura o roja y la va destapando mientras canta en
cada etapa la siguiente aclamación: " Mirad
el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la Salvación del Mundo",
respondiendo los fieles y el coro "Venid a adorarlo", de modo
que al llegar al Altar queda totalmente descubierta.A
continuación los sacerdotes besan la cruz y después todos los fieles. Mientras,
se suele cantar alguna canción, la única en toda la celebración. Las que están
mandadas en el Misal Romano son tres, que se cantan a continuación una de otra:
Los "Improperios" o reproches de Jesús al pueblo, el "Crux
Fidelis" ("Oh Cruz fiel", alabanzas a la cruz de Cristo), y
el "Pange Lingua" (Canta Oh Lengua, himno eucarístico, que se
canta durante el traslado del Santísimo Sacramento desde el Monumento al
Altar).Terminada
esta parte, se coloca un mantel en el Altar y el celebrante invita a los fieles
a rezar el Padre Nuestro como de costumbre. Se omite el saludo de la paz, y
luego de rezado el Cordero de Dios, se procede a distribuir la Comunión a los fieles con
las Sagradas Formas reservadas en el monumento el día anterior, o sea, Jueves
Santo. La celebración culmina sin impartirse la bendición, al igual que en el
día anterior ya que la celebración culminará con la Vigilia Pascual,
y se invita a esperar junto a María la llegada de la Resurrección del Señor,
pero mientras tanto, se produce un profundo silencio y meditación sobre la
Muerte del Señor. A continuación los sacerdotes, diáconos y ministros se
marchan en silencio a la sacristía. En esta acción litúrgica se recoge una
colecta, destinada a financiar el mantenimiento de los Santos Lugares donde
vivió Jesucristo. Los encargados de mantener estos lugares son los Franciscanos
Custodios de Tierra Santa.Junto
a las ceremonias que tienen lugar en los templos, en muchos lugares se
conmemora el Viernes Santo con el rezo del Vía Crucis
literalmente el camino de la
cruz, donde a través de catorce estaciones se rememoran los pasos de Jesús
camino a su muerte. Este suele realizarse en el templo (donde hay representaciones
pictóricas o relieves de las estaciones) o por las calles en torno al mismo. En
algunos lugares existe la costumbre de que algunos fieles, debidamente
caracterizados, dramaticen las distintas estaciones.También
es costumbre en algunos lugares la meditación de las Siete Palabras que Jesús pronunció en la Cruz. En otros sitios se
celebra la procesión del Santo
Entierro y el turno de vela
ante el sepulcro.En
muchos lugares por la mañana del Viernes Santo, al igual que al día siguiente,
suelen predicarse retiros espirituales y se dispone de sacerdotes atendiendo confesiones.El
Viernes Santo es el único día del calendario litúrgico católico donde no se
celebra la Misa, como luto por la muerte del Señor. Las campanas permanecen
mudas, siendo sustituidas en algunos lugares por matracas de madera. Tampoco el
órgano suena, excepto para marcar el tono, y se evita el canto polifónico.
sábado, 30 de marzo de 2013
JUEVES SANTO
EL LAVATORIO DE LOS PIES Y LA ULTIMA CENA
El Jueves Santo es una fiesta cristiana que se celebra el jueves anterior al Domingo de Resurrección, dentro de la Semana Santa, y que abre el Triduo Pascual. En este día la Iglesia católica conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena y el lavatorio de los pies realizado por Jesús.
Liturgia del Jueves Santo
El Jueves Santo se
rememora la Institución de la
Eucaristía en la celebración de los Santos Oficios. Una vez
que éstos han terminado se rememora la agonía y oración de Jesús en el huerto
de los olivos (Getsemaní), la traición de Judas y el prendimiento de Jesús.
En
este día, por la mañana, tiene lugar la llamada Misa Crismal, que es
presidida por el Obispo diocesano y concelebrada por la
totalidad de su presbiterio. En ella se consagra el Santo Crisma y se bendicen los demás óleos, que se
emplearán en la administración de los principales sacramentos. Junto con ello,
los sacerdotes renuevan las promesas realizadas el día de su ordenación. Es una
manifestación de la comunión existente entre el obispo y sus presbíteros en el
sacerdocio y ministerio de Cristo. Es recomendable litúrgicamente y es de
práctica común celebrarla en la catedral de cada diócesis. Este Oficio, puede
también según criterio del Obispo Diocesano, adelantarse a los días previos al
Jueves Santo (preferentemente entre Lunes y Miércoles de Semana Santa).
Los oficios de Semana Santa llegan el Jueves Santo a su máxima relevancia litúrgica. Este día es la Introducción al Triduo Pascual que culminará en la vigilia que conmemora, en la noche del Sábado Santo la Resurrección de Jesucristo.
Los Santos Oficios del Jueves Santo se celebran en una misa vespertina en la tarde de dicho día al caer la tarde, a partir de la hora nona, (las tres de la tarde aproximadamente) que es la hora a la que termina el tiempo de Cuaresma. El Jueves Santo es tiempo de Cuaresma hasta la hora nona, es decir, toda la mañana hasta las tres de la tarde. A partir de ahí comienza el Triduo Pascual, que durará desde la tarde del Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección. En la celebración, participa junto a los sacerdotes celebrantes, un seglar, que será el que nos irá informando de lo que se va a ir celebrando a lo largo de éstos oficios.
Al comienzo de la
celebración, el sagrario debe presentarse vacío y con la puerta
abierta. El altar mayor, donde se celebrará la Santa Misa , se adorna
con cirios, manteles y sin flores hasta la Resurrección.Se
inicia con la entrada procesional, encabezada por los acólitos, seguida por los
ministros sagrados (diáconos, concelebrantes si los hay) y finalizada por el
celebrante principal, un Sacerdote u Obispo. Mientras tanto, el coro acompaña
con cantos, pues ya ha terminado la Cuaresma y se va a celebrar uno de los
momentos más importantes del año
litúrgico, la Institución de la Eucaristía y el mandamiento del amor. Los
cantos de esta celebración están enfocados a la celebración de la institución
de la Eucaristía. El color de
ésta celebración es el blanco eucarístico sustituyendo al morado
cuaresmal.En
ésta celebración se canta de nuevo el "Gloria" a la vez que se tocan
las campanas, y cuando éste termina, las campanas dejan de sonar y no volverán
a sonar hasta la Vigilia Pascual en
la Noche Santa.
Las lecturas de éste día son muy especiales, la primera es del libro del Éxodo (Prescripciones sobre la cena pascual), la segunda lectura es de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios (Cada vez que coméis de este pan y bebéis de este vino , proclamáis la muerte del Señor) y el salmo responsorial El Cáliz que bendecimos, es la comunión con la sangre de Cristo. El Evangelio es el momento del lavatorio de pies a los discípulos, que adquiere un destacado simbolismo dentro de los oficios del día, ya que posteriormente, se realiza por el sacerdote lavando los pies a doce varones a modo de los doce apóstoles y en el que recuerda el gesto que realizara Jesús antes de la Última Cena con sus discípulos, efectuándose en esta ocasión entre la Homilía y el Ofertorio, omitiendo el Credo. Durante el lavatorio de los pies se entona un cántico relacionado con el Mandamiento Nuevo del Amor entregado por Jesucristo en esta noche santa, destacando frases del texto del discurso de Jesús en la última cena, recogido por el Evangelio de San Juan.La celebración se realiza en un ambiente festivo, pero sobrio y con una gran solemnidad, en la que se mezclan sentimientos de gozo por el sacramento de la Eucaristía y de tristeza por lo que ocurrirá a partir de esa misma tarde de Jueves Santo, con el encarcelamiento y juicio de Jesús.
En el momento de la Plegaria Eucarística, se prefiere la recitación del Canon Romano o Plegaria I, pues el texto prevé algunos párrafos directamente relacionados con lo que se celebra en este día (Comunicantes, Memento, y relato de la institución ["en esta noche..."]).
Una vez se ha repartido la Comunión como de costumbre, el Santísimo Sacramento se traslada desde el Altar donde se ha celebrado la Misa en procesión por el interior de la iglesia, al llamado "Altar de la reserva" o "Monumento", un altar efímero que se coloca ex-profeso para esta celebración, que debe estar fuera del presbiterio y de la nave central, debido a que en la celebración del Viernes Santo no se celebra la Eucaristía. Si el Sagrario no se encuentra en el presbiterio, se puede usar para esto el sagrario habitual ubicado en una capilla lateral. Llegada la procesión al lugar del Monumento, mientras se entona algún himno eucarístico como el Pange Lingua, el sacerdote deposita el copón con el Santísimo, debidamente cubierto por el conopeo, dentro del sagrario de la reserva, y puesto de rodillas, lo inciensa. No da la bendición con el Santísimo ni reza las alabanzas, sino más bien se queda unos instantes orando en silencio. Antes de retirarse, cierra la puerta del sagrario de reserva, hace genuflexión y se retira a la sacristía en silencio acompañado de acólitos y ministros.
Automáticamente, una vez se ha reservado al Santísimo, los oficios finalizan de un modo tajante, ya que el sacerdote no imparte la bendición, pues la celebración continuará al día siguiente y es el seglar el que nos informa de que la celebración ha terminado y se nos invita a conmemorar al día siguiente la muerte del Señor.
En algunas iglesias se celebra a continuación un sencillo acto de denudación de los altares, en el que los sacerdotes y ministros revestidos exclusivamente con la estola morada, retiran candeleros y manteles de todos los altares de la iglesia, y en algunos casos los lavan estrujando racimos de uva.
Durante la noche se mantiene la adoración del Santísimo en el "Monumento", celebrándose la llamada "Hora Santa" en torno a la medianoche, quedando el Santísimo allí hasta la celebración del Viernes Santo. Esta reserva recuerda la agonía y oración en Getsemaní y el encarcelamiento de Jesús, y por eso los sacerdotes celebrantes de los oficios piden que velen y oren con Él, como Jesús pidió a sus apóstoles en el huerto de Getsemaní. Una vez han terminado los oficios, se rememora la oración y agonía de Jesús en el huerto de los olivos, la traición de Judas y el prendimiento de Jesús, que se suele celebrar con procesiones en la tarde-noche del Jueves Santo.
En algunos lugares, existe la tradición de visitar siete monumentos en distintos Templos de una misma ciudad, para recordar a modo de "estaciones", los distintos momentos de la agonía de Jesús en el Huerto y su posterior arresto.
Desde hace unos años, la Iglesia Católica celebra el Jueves Santo, el llamado Día del Amor Fraterno.
Historia
El Jueves Santo Jesús cenó la
Pascua con sus apóstoles o discípulos, siguiendo la tradición judía, ya que según ésta
se debía de cenar un cordero puro y del año; con la sangre de éste se debía
rociar la puerta en señal de purificación ya que si no se hacía así el ángel
exterminador entraría a la casa y mataría al primogénito de esa familia (décima
plaga), según lo relatado en el libro del Éxodo.
Historia
El Jueves Santo Jesús cenó la
Pascua con sus apóstoles o discípulos, siguiendo la tradición judía, ya que según ésta
se debía de cenar un cordero puro y del año; con la sangre de éste se debía
rociar la puerta en señal de purificación ya que si no se hacía así el ángel
exterminador entraría a la casa y mataría al primogénito de esa familia (décima
plaga), según lo relatado en el libro del Éxodo.
miércoles, 27 de marzo de 2013
MIERCOLES SANTO
TRAICIONAR A JESÚS POR TREINTA MONEDAS DE PLATA
Miércoles Santo
La primera parte de la Semana Santa cristiana llega a su fin con la celebración del Miércoles Santo.
El Miércoles Santo marca el final de la Cuaresma y el comienzo de la Pascua. El Miércoles Santo es el día en que se reúne el Sanedrín, el tribunal religioso judío, para condenar a Jesús.
Liturgia del Miércoles Santo
El Evangelio del Miércoles Santo continúa con la traición de Judas Iscariote en este caso en relato de San Mateo:
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a
los sumos sacerdotes y les propuso:
-« ¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando
ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los Ázimos se acercaron los
discípulos a Jesús y le preguntaron:
-«¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
Él contestó:
-«ld a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi
momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis
discípulos"».
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se
puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:
-«Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:
-«¿Soy yo acaso, Señor?»
Él respondió:
-«El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del
hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo
del hombre!; más le valdría no haber nacido».
Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
-«¿Soy yo acaso, Maestro?»
Él respondió:
-«Tú lo has dicho».Mateo 26, 14-25
MARTES SANTO
¿QUE HAY EN EL MARTES SANTO? LA TRAICIÓN DE JUDAS ISCARIOTE
Martes Santo
El Martes Santo continúan
las celebraciones de la Semana Santa cristiana, que conforme va
acercándose los días de los principales cultos (Jueves y Viernes
Santo) siguen su reflexión acerca de diversos pasajes
de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Son días
propicios para la reflexión profunda en los que la Iglesia nos invita como en
una “última llamada” a acercarnos al sacramento de la confesión con el fin de
estar preparados para vivir la Vigilia Pascual y el gran acontecimiento de la Pascua. El cristiano
debe estar en gracia de Dios para participar con toda la Iglesia del gran banquete
de la Eucaristía
en la Misa más
importante del año.
Liturgia de Martes Santo
En el Evangelio del Martes Santo, Jesús anticipa a sus discípulos la traición de Judas y las Negaciones de San Pedro. El texto es de San Juan:
En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo:
-«Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar».
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo
decía. Uno de ellos, el que Jesús tanto amaba, estaba reclinado a la mesa junto
a su pecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
-«Señor, ¿quién es?».
Le contestó Jesús:
-«Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».
Y untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del
pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:
-«Lo que tienes que hacer hazlo en seguida».
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la
bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la
fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió
inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús:
-«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios
es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo
glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis,
pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: Donde yo voy,
vosotros no podéis ir».
Simón Pedro le dijo:
-«Señor, ¿a dónde vas?»
Jesús le respondió:
-«Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde».
Pedro replicó:
-«Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti».
Jesús le contestó:
-«¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que
me hayas negado tres veces».Juan
13, 21-33 36-38
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