martes, 18 de junio de 2013

EL FOLCLOR DE NUESTRA TIERRA

TESALIA CELEBRA LA XLIII FESTIVAL FOLCLÓRICO Y REINADO MUNICIPAL DE BAMBUCO





               el regreso a las raíces andinas


Desde la época de la Colonia, el departamento del Huila celebra las Fiestas de San Juan y San Pedro, que no solamente constituyen una gran muestra cultural llena de música, bailes y comparsas, sino también recuerdan las viejas tradiciones de esta región de Colombia.




Historia del Festival



En el siglo XVIII, las fiestas se constituyeron oficialmente para aclamar “La Jura”, es decir la actividad de obediencia y respeto al Rey de España. Las celebraciones duraban, en ese entonces, diez días durante los cuales el pueblo participaba en diferentes actividades.


En esa época, San Juan era una fiesta rural que se celebraba en el campo, en forma de paseos familiares, o en la orilla del río donde se preparaba un tradicional asado huilense. San Pedro, por el contrario, era una fiesta urbana desarrollada en la ciudad con la cabalgata, la pólvora, el aguardiente y mucha música.
A partir del 1960, las fiestas se han fortalecido con una rica y muy variada oferta cultural. A partir de ese momento, el Festival Folclórico, considerado Patrimonio Cultural de la Nación, se conoce como uno de los mejores a nivel de organización, al que solamente pueden asistir grupos de reconocida trayectoria artística.


Actividades principales del Festival



Tesalia, como ningún  municipio del país, integra un mosaico profundo de las más auténticas tradiciones colombianas de danza y música que se hacen visibles durante los famosos desfiles folclóricos, muy atractivos por su colorido para los turistas nacionales y extranjeros.





El desfile folclórico

Se desarrolla en las principales calles del municipio. Las candidatas al Reinado Nacional del Bambuco, se desplazan en sus carrozas adornadas con los elementos más importantes y tradicionales de sus departamentos, seguidas de las bandas, comparsas y alegorías de mitos y leyendas.



Aparte de los desfiles, otro de los puntos más destacados de las celebraciones es el Encuentro del baile del bambuco, durante el cual las parejas, a través de movimientos puros y los contactos fugaces y llenos de delicadeza, demuestran su excelente dominio de este baile tradicional de la región andina.

El bambuco es el ritmo y la danza típica de los Andes colombianos y la máxima expresión del folclore. En sus inicios, el bambuco se interpretaba con los tres instrumentos típicos de la región: bandola, tiple y guitarra. Con el tiempo, los compositores le han ido agregando orquestaciones más amplias y complejas, permitiendo, en la actualidad, las interpretaciones de todo tipo de conformaciones instrumentales y vocales.

En el encuentro participan niños, jóvenes y adultos vestidos en llamativos trajes tradicionales (los hombres aparecen en pantalón de dril, camisa bordada de color vivo, pañuelo, sombrero blanco aguadero, carriel, mulera y machete y las mujeres se ponen la blusa de media manga bordada, falda adornada con franjas horizontales de colores contrastados y un sombrero aguadero pequeño y adornado), demostrando su gran talento musical.




El Festival Nacional del Bambuco se inició en honor a San Juan Bautista, un Santo de la antigua Europa cristiana, que los colonizadores españoles trajeron a América.






Fue un predicador judío, considerado como uno de sus profetas por tres religiones: Cristianismo, Islam y la Fe Bahá'í. Considerado Mesías por el Mandeísmo.


Juan el Bautista en el cristianismo



Hijo del sacerdote Zacarías y de su esposa Isabel, Juan el Bautista es considerado el precursor de Jesucristo.



Según Lucas 3:1-3, Juan comenzó a predicar y a bautizar en el desierto «el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba Judea, cuando Herodes era tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrarca de Iturea yTraconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, en tiempo de los sumos sacerdotes Anás y Caifás».

Tiberio sucedió a Augusto el 19 de agosto del año 767 (año 13 d. C.) de la fundación de Roma. Lucas pudo contabilizar los años siguiendo el calendario sirio, que inicia el año1 de octubre, o bien el calendario romano, que comienza en marzo, por lo cual no sabemos si tuvo en cuenta el primer año de la sucesión. Así, la fecha aproximada del inicio de la actividad del Bautista estaría en torno al año 28 de nuestra era.

Juan Bautista se definió a sí mismo como «voz que clama en el desierto: "rectificad los caminos del Señor"» (Juan 1:23), con lo cual cumplía expresamente una profecía de Isaías (Mateo 3:1-4, Lucas 3:4-6, Isaías 40:3-5). Marcos 1:1-4 une a ésta el cumplimiento de otra profecía, de Malaquias 3:1. Esta misma misión general, cumplir unidas ambas profecías, vista como una, fue definida en general por los esenios para ellos mismos, según la Regla de la Comunidad (1QS VIII 13-14; 4Q259 III 3-6), encontrada entre los Manuscritos del Mar Muerto y datada entre los años 100 y 75 a. C. También la liturgia bautismal esenia (4Q14) pudo haber servido de inspiración a Juan.


La diferencia entre el ministerio general de los esenios y el de Juan estriba en que aquellos enfatizaban en el estudio de la Ley, y en general de las Escrituras, y Juan en la predicación y bautismo para la conversión del pueblo. Según los Evangelios, bautizó también a Jesús en el río Jordán (Lucas 3:21-22, Marcos 1:9-11) y lo reconoció como Mesías (Juan 1:25-34, Mateo 3:13-17). Ese momento supuso el inicio de la actividad mesiánica de Jesús. Algunos autores señalan que sería más bien el arresto de Juan por parte de Herodes Antipas el comienzo de la vida pública de Jesús (Marcos 1:14).
Poco después (antes de la muerte de Jesús hacia el 30), fue encarcelado y decapitado por orden de Herodes Antipas en la fortaleza de Maqueronte. Este dato es mencionado tanto por Flavio Josefo (Ant., XVIII, v, 2) como por los Evangelios de Marcos 6:16-29 y Mateo 14:3-12.

Juan dudó de Jesucristo a pesar de haberlo reconocido como el Cordero de Dios, pero estando en la cárcel envió mensajeros para asegurarse de que Jesús era realmente el Mesías esperado, Mateo 11:2-4 "Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos, para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro? Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis". Juan el Bautista es considerado por Jesús como el más grande entre los hombres, aunque el más chico en el reino de los cielos es mayor que él, Mateo 11:11 "De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él".
La Iglesia católica celebra su fiesta principal el 24 de junio (seis meses antes de Navidad, ya que el Evangelio cuenta que su madre Isabel estaba de seis meses cuando el ángel anunció a la prima de ésta, María, que sería madre del Mesías). El 29 de agosto se conmemora su decapitación (Degollación de san Juan Bautista).

San Juan Bautista es uno de los santos más celebrados de Europa, siendo patrón de Florencia, Badajoz, Chiclana de la Frontera,Albacete, Telde y Arucas en Gran Canaria y Puerto Rico, además de serlo de los monjes Cartujos y de la Orden de Malta. La noche del 23 de junio (víspera del día de su fiesta) se realizan las famosas hogueras de san Juan, entre las que destacan las de Alicante, declarada de Interés Turístico Internacional, y las de La Coruña, declarada ésta de Interés Turístico Nacional.

Según Lucas (1:59-60) Isabel y Zacarías circuncidaron a su hijo a los ocho días siguiendo el precepto que Yavé mandara a Abrahán (Gén 17, 11-12). Los sacerdotes católicos practicarían el rito del bautismo siguiendo el prototipo de Juan el Bautista, aunque sin aplicar la circuncisión. También, según Mateo (3:6), las gentes confesaban a Juan sus pecados y Juan las bautizaba mientras en el rito católico el bautismo y la confesión son independientes.





Simón Pedro






Conocido también como Cefas o Simón Pedro; y cuyo nombre de nacimiento era Shimón bar Ioná, fue de acuerdo con el Nuevo Testamento  un pescador, conocido por ser uno de los doce apóstoles, discípulos de Jesús de Nazaret. La Iglesia católica romana lo identifica a través de la sucesión apostólica como el primer papa de la Iglesia, basándose, entre otros argumentos, en las palabras que le dirigió Jesús: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo» (Mateo 16:18-19).2 Otras Iglesias católicas apostólicas, como los ortodoxos, no lo consideran de esta manera, pues estos entienden que Jesús no edificaría su Iglesia sobre un hombre (Pedro) sino sobre la confesión de fe que Pedro hizo: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mateo 16:16), es decir que para los ortodoxos la Iglesia se edifica sobre Cristo Hijo de Dios y Pedro no es la cabeza de la Iglesia, sino un apóstol que pudo ver en ese momento por gracia del Espíritu Santo lo que Jesús sería según la creencia cristiana. La Iglesia ortodoxa de Antioquía lo considera el primero de sus obispos en la sucesión apostólica.






Todos los evangelios mencionan el nombre de Simón; Jesús se dirige a él siempre así, salvo con una excepción (Lucas 22,34): «Pero él dijo: “Te digo, Pedro: No cantará hoy el gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces”».

Cabe resaltar que se menciona a Pedro (Petro-πέτρος) como la masculinización del griego πέτρα (petra), es decir ‘roca’, cambiando apenas su terminación pero manteniendo la raíz de la palabra; nunca realizan la traducción a lithos (λίϑος), que sería lo más común, pero que vendría a señalar una piedra del camino y con lo cual podría interpretarse que sería una piedra pequeña.

Por otra parte, Pablo de Tarso siempre le llamó Cefas. Esta palabra hebrea helenizada del arameo כיפא (kefas), no era un nombre propio, pero Pablo se lo asigna como tal.

La palabra significa en ambos idiomas, por lo general, ‘piedra’.




Griego original del Códice Sinaítico:

καγω δε ϲοι λεγω οτι ϲυ ει πετροϲ και επι ταυτη τη πετρα οικοδομηϲω μου την εκ κληϲιαν και πυλαι αδου ου κατιϲχυϲου


Mateo 16:18





Origen



Conocemos la vida de san Pedro por los datos que de él recoge el Nuevo Testamento, más algunos documentos de Clemente de Alejandría y Clemente Romano; este último fue obispo de Roma a finales del siglo I, y con bastante probabilidad le conoció en persona.

De acuerdo con la narración evangélica, Pedro era un pescador judío de Galilea .

Su lugar de nacimiento fue Betsaida (Juan 1,42-44), un pueblo junto al Lago de Genesaret, de cuya ubicación no hay certeza, aunque generalmente se busca en el extremo norte del lago. Ejercía el oficio de pescador junto a su hermano Andrés, ambos poseían una barca.Casi todas las tradiciones e informaciones que tenemos de él son a partir de la llamada de Jesús; muy poca información tenemos de su vida anterior. Su padre es mencionado por su nombre en Mateo 16,17: Jesús le habla como «Simón, hijo de Jonás», en hebreo סיימון בן יונה.Simón se estableció en Cafarnaúm, donde vivía con su suegra en su propia casa (Mateo 8,14; Marcos 1,29-31; Lucas 4,38) al tiempo de comenzar el ministerio público de Cristo (alrededor del 26-28 D.C.). Por ende, Simón era casado y según Clemente de Alejandría tenía hijos. Otros escritos, parte del corpus declarado apócrifo en Nicea, mencionan que había tenido, exactamente, una hija. También gracias al autor Clemente de Alejandría nos llega la información de que la esposa de Pedro sufrió el martirio. Así pues, estás son las pocas referencias que tenemos de Simón Pedro antes de conocer a Jesús de Nazaret.



La llamada de Jesús



Pedro fue incorporado como discípulo al principio del ministerio de Jesús. Los evangelistas sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) describen su entrada de manera diferente a como lo hace Juan. Aquí se ven las diferencias entre ambos:


Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.

Encontró primero a su hermano Simón y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías. Y se lo presentó a Jesús. Jesús miró fijamente a Simón y le dijo: «Tú eres Simón, hijo de Jonás, pero te llamarás Kefas» (que quiere decir Piedra).Juan 1:41-42




Según el testimonio de Juan (Juan 1:40-42), fue su hermano Andrés quien lo introdujo al grupo, tras encontrarse ambos entre los seguidores de Juan el Bautista. La narración de los sinópticos da otro punto de vista, como se aprecia en los ejemplos, narrando la historia de que al ver a ambos recoger las redes, Jesús les invitó a hacerse «pescadores de hombres» (Mateo 4:18-22, Marcos 1:16-20, Lucas 5:1-10) y fue Simón el primero en reconocer a Jesús como el Hijo de Dios, y no su hermano Andrés.




Confesor de Cristo


Simón podría decirse que fue el que negó a Jesús, su discípulo más allegado, y esto, se nota en los evangelios. Existen muchos pasajes donde vemos a Simón muy cerca de Jesús, por ejemplo:



·                    Fue uno de los tres discípulos íntimos que, según la Biblia, fueron testigos de la transfiguración de Jesús (Marcos 9:1).

·                    Según el relato bíblico fue el primero en reconocer a Jesús como el Mesías esperado. «Y él les preguntaba: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Pedro le contestó: “Tú eres el Cristo”» (Marcos 8:29).

·                    Los evangelios recogen también la profecía de Jesús anunciando la traición de Pedro quien lo negaría tres veces consecutivas por miedo a ser reconocido como seguidor de Jesús. Aún cuando la noche de la última cena, Pedro juró no apartarse de Jesús, al ser interrogado por los soldados romanos que lo habían detenido, negó tres veces conocerlo antes del canto del gallo, es decir, antes de que la noche acabase, cumpliéndose así la profecía del Mesías. (Mateo 26:69-75, Marcos 14:66-72, Lucas 22:54-62, Juan18:25-27).

·                    En el mismo pasaje, en la cena del Señor: «Jesús le dijo: “Y tú, después de que hayas vuelto, fortalece a tus hermanos”» (Lucas22:32). En esta tarea encomendada por Jesús a Pedro de fortalecer y servir de apoyo a sus hermanos después de la muerte, ha visto la Iglesia católica otro fundamento para sostener el primado de Pedro sobre los demás apóstoles.

·                    Tras la resurrección, según lo relata Juan Juan 21:15-17, Jesús resucitado se aparece ante los discípulos y dirigiéndose a Pedro le hace reafirmar tres veces su amor por Él, encargándole la tarea de ser pastor de sus ovejas y apacentar sus corderos. En este episodio también se basa la Iglesia católica para sustentar su creencia de que san Pedro fue el primer papa.




Tras la muerte de Jesús


Tras la muerte de Jesús, la figura de Pedro es menos precisa. Si bien, varios de los evangelios tanto canónicos como apócrifos dejan entrever que había tenido un vínculo especial con Jesús. En Lucas 24:34 se narra una comunicación especial del resucitado a Pedro, por ejemplo.





El Evangelio de Mateo no vuelve a nombrar a Pedro tras haber este negado conocer a Jesús. El autor de Hechos de los apóstoles, sin embargo, presenta a Pedro como una figura crucial de las comunidades paleocristianas; es él quien preside la selección para la sustitución de Judas Iscariote (Hechos 1:15-26), él quien toma la palabra y se dirige a la multitud el día de Pentecostés (Hechos2:14-41), él quien castiga la mentira de Ananías y Safira a los Apóstoles (Hechos 5:1-11), él quien es examinado públicamente por el Sanedrín junto con Juan (Hechos 4:7-22, Hechos 5:18-42).


Es el primer apóstol que supuestamente obra un milagro público: tras invocar el nombre de Jesús, los cristianos afirman que cura milagrosamente a un hombre a las puertas del templo de Jerusalén (Hechos 3:1-10). En otra oportunidad, la Biblia afirma que resucita a una mujer (Hechos 9:36-43).

Se reafirma juez en el caso de Simón el Mago, quien pretende comprar el poder de invocar al Espíritu Santo (Hechos 8:14-25). Emprende misiones a Lidia, Jaffa y Cesarea. Tiene una intervención destacada en el Concilio de Jerusalén, cuando Pablo sostiene que el mensaje de Jesús debe extenderse también a los gentiles (pueblo no judío).

En todos estos ejemplos, en los que la figura de Simón Pedro se destaca por encima del resto de los apóstoles, ha visto la Iglesia católica una confirmación de la enseñanza de que él ejercía el primado sobre ellos. La prédica de Pedro, sin embargo, estuvo por lo general en los primeros años limitada al pueblo judío a diferencia de Pablo, que predicaba a los «gentiles» (personas no judías) aunque fue el quien bautizó al primer cristiano no judío, en Cesarea, debido a una visión tenida en Joppe, fue al Centurión Cornelio y a su familia (Hechos 10:1-33). Más tarde, según la tradición católica, se trasladaría a Roma.

El autor de los Hechos, sin embargo, se centra luego en las obras de Pablo de Tarso, por lo que de los años posteriores es mucho lo que se ignora. De acuerdo con la epístola a los Gálatas, se trasladó a Antioquía, donde Pablo lo encontró más tarde (Gálatas 2:11). La primera epístola a los Corintios deja entrever que Pedro quizá visitó la ciudad en sus misiones (1Corintios 1:12).

Pablo habla de él destacando su lugar preeminente entre los miembros de la Iglesia primitiva: «Como lo hacen los demás apóstoles, los hermanos del Señor y el mismo Cefas» (1 Corintios 9:5), «Santiago, Cefas y Juan, considerados como columnas de la Iglesia» (Gálatas 2:9).

Pedro se habría trasladado a Roma mientras Pablo se quedaba en Jerusalén. Allí habría participado en grupos de cristianos ya establecidos en Roma, sin embargo no hay evidencia en los relatos evangélicos; según otras tradiciones como las que mencionanOrígenes o Eusebio de Cesarea en su Historia Eclesiástica (III, 36) Pedro habría sido el que fundó la Iglesia de Antioquía, pero tampoco hay otra evidencia que lo verifique.


Muerte de Pedro



La tradición católica narra que Pedro acabó sus días en Roma, donde fue obispo, y que allí murió martirizado bajo el mandato de Nerón en el Circo de la colina vaticana, sepultado a poca distancia del lugar de su martirio y que a principios del siglo IV el emperador Constantino I el Grande mandó construir la gran basílica.

Clemente Romano, en su carta a los corintios, data su muerte en la época de las persecuciones de Nerón. El evangelio de Juan sugiere, en su característico estilo alegórico, que Pedro fue crucificado Juan 21:18-19. Algunos retrasan la redacción de este Evangelio hasta el siglo II, por lo que consideran su testimonio de menor relevancia. Pedro de Alejandría, que fue obispo de esa ciudad y falleció en torno a 311, escribió un tratado llamado Penitencia, en el que dice: «Pedro, el primero de los apóstoles, habiendo sido apresado a menudo y arrojado a la prisión y tratado con ignominia, fue finalmente crucificado en Roma». Orígenes en suComentario al libro del Génesis III, citado por Eusebio de Cesarea, dice que Pedro pidió ser crucificado cabeza abajo por no considerarse digno de morir del mismo modo que Jesús. Lo mismo relata Jerónimo de Estridón en su obra Vidas de hombres ilustres.

Flavio Josefo relata que la práctica de crucificar criminales en posiciones distintas era común entre los soldados. El texto de 1Pedro 5:13, que envía saludos desde «la Iglesia que está en Babilonia» ha sido entendido por algunos en sentido figurativo, como señal de que Pedro escribía desde Roma por el hecho que la antigua Babilonia sobre el Éufrates estaba en ruinas y el término «Babilonia» habría sido usado por la antigua comunidad cristiana para referirse a la Roma de los emperadores (Apocalipsis 17:5). No obstante, otros estudiosos alegan que no había razón alguna para utilizar términos crípticos para referirse a Roma en un simple saludo y suponen que «Babilonia» se refería efectivamente a una comunidad cristiana asentada en las ruinas de esa ciudad, por lo demás, densamente habitada.

El historiador religioso de la antigüedad Eusebio informa que Pedro «fue crucificado con la cabeza hacia abajo, habiendo él mismo pedido sufrir así». Sin embargo, la profecía de Jesús acerca de la muerte de Pedro no fue tan específica. El libro A catholic commentary on Holy Scripture admite lo siguiente: «Puesto que se coloca la extensión de las manos antes de ser ceñido y llevado, es difícil discernir cómo debe concebirse. Si el orden es parte de la profecía, debemos suponer que el prisionero fue atado al patíbulum antes de ser ceñido y llevado a la ejecución».

Por eso, si no fuera por la tradición que registró Eusebio, la declaración de Jesús en sí no señalaría a una muerte por crucifixión o por fijarlo en un madero. Considerando las palabras de Juan 21:18-19 aparte de la tradición, llegaríamos a la siguiente conclusión: En los años cuando Pedro era más joven podía ceñirse a gusto para cualquier deber que quería desempeñar. Tenía la libertad de ir a donde quisiera ir. Pero en la vida posterior esto cambiaría. Tendría que extender las manos, quizás en sumisión a otra persona. Otro hombre lo controlaría, ciñendo a Pedro (ya sea atándolo o preparándolo para lo que habría de venir) y cargándolo a un lugar adonde no querría ir, evidentemente al lugar de ejecución. Así la profecía de Jesús respecto a Pedro realmente indicó que el apóstol moriría «una muerte de mártir», pero no necesariamente denota la manera en que se le daría esta muerte.



Pedro se habría trasladado a Roma mientras Pablo se quedaba en Jerusalén. Allí habría participado en grupos de cristianos ya establecidos en Roma, sin embargo no hay evidencia en los relatos evangélicos; según otras tradiciones como las que mencionanOrígenes o Eusebio de Cesarea en su Historia Eclesiástica (III, 36) Pedro habría sido el que fundó la Iglesia de Antioquía, pero tampoco hay otra evidencia que lo verifique.



Búsqueda de sus restos



En 1939 el Papa Pío XII ordenó la excavación en los subterráneos del Vaticano para tratar de hallar una respuesta a la tradición que en aquel tiempo se ponía en duda (ante el desmentido de otras tradiciones): que el Vaticano era la auténtica tumba del apóstol Pedro. Las excavaciones duraron hasta 1949. Se encontró una necrópolis que se extendía de oeste a este en paralelo al Circo de Nerón. La necrópolis estaba inundada de tierra, posiblemente por ser la base de la basílica primigenia. Se encontraron cinco monumentos, el más antiguo databa del siglo II. Se incluía una parte de un edificio adosado a un muro revocado en rojo que servía de fondo para el más antiguo de los monumentos. En una pared lateral que cerraba este pequeño monumento por su parte norte (el así llamado Muro G) se encontraron unas inscripciones que datan de antes de Constantino, muestra de la devoción de los fieles. Una de las inscripciones señalaba «ΠΕΤΡ ΕΝΙ» (inscripción incompleta, en griego, que podría significar ‘Pedro está aquí’ o ‘Pedro esté en paz’).


 Debajo del monumento se encontraba una tumba a nivel del suelo cubierta con unas tejas. La tumba estaba vacía, pero alrededor de ella se agolpaban decenas de otras humildes tumbas. Estas a veces incluso se superponían, o cortaban tumbas anteriores, pero no tocaban la primera de ellas, la que estaba en el centro. Por la evidencia dada, Pío XII suspendió las excavaciones y anunció que se había encontrado la tumba de Pedro.




Margherita Guarducci, arqueóloga, prosiguió las investigaciones en 1952. Estudió y descifró el famoso muro de las inscripciones (Muro G) y descubrió el uso de una criptografía de tinte místico: el uso repetitivo de las letras Π, ΠΕ y ΠΕΤ como abreviatura del nombre de Pedro, aunque normalmente era vinculado al nombre de Cristo. Asimismo hay aclamaciones a Cristo, María, Pedro, a Cristo como segunda persona de la trinidad y a la trinidad.


Años después la misma Margherita Guarducci, pidió analizar unos huesos que habían sido encontrados en un nicho del Muro G, justamente tras la citada inscripción ΠΕΤΡ ΕΝΙ. El antropólogo Venerando Correnti los estudió y señaló que había huesos humanos y de ratón, un ratón que debió de haber quedado atrapado tiempo después de producido el entierro. Los huesos humanos presentaban las siguientes características:





·                    Tenían adherida tierra, mientras que los huesos de ratón estaban limpios. Se analizó la tierra adherida a los huesos humanos y es la misma tierra de la tumba abierta y que fue encontrada vacía, identificada por Pío XII como la de Pedro, las tumbas colindantes tenían otra clase de tierra.

·                    Los huesos están coloreados de rojo por haber estado envueltos en un paño de púrpura y oro. Hay hilos de oro y de la tela incluso adheridos a algunos huesos. Debían de ser huesos de una persona muy venerada, pues los envolvieron en un rico paño de púrpura y oro, para guardarlos en ese nicho. Parece que estos huesos fueron retirados de la tumba de tierra y guardados para protegerlos de la humedad del terreno. Este nicho ha permanecido intacto desde Constantino hasta hoy.

·                    Los huesos humanos son de la misma persona: varón, de complexión robusta, que murió a una edad avanzada y vivió en el siglo I.

A partir de estos datos la arqueóloga elaboró la siguiente teoría: cuando Constantino quiso hacer la basílica los huesos fueron desenterrados y envueltos en un manto de púrpura y oro y depositados en el nicho donde debían de haber estado, pero durante las excavaciones los obreros usaron el martinete para derribar muros y, deseando llegar rápidamente a la tumba, provocaron un derrumbe sobre los restos. Todo mezclado tomó la apariencia de desechos. Monseñor Kaas, jefe de la Fábrica de San Pedro, guardó todo resto humano que se encontraba y los restos estuvieron así guardados diez años sin conocerse su procedencia.

En 1964 las investigaciones de Guarducci terminaron y un año después se publicó su libro Reliquie di Pietro sotto la Confessione della Basílica Vaticana (‘las reliquias de Pedro bajo la confesión de la Basílica Vaticana’), libro muy discutido por la comunidad científica. En 1968 Pablo VI anunció que, según los estudios científicos realizados, había la suficiente certeza de que se habían encontrado los restos del apóstol.







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