jueves, 12 de febrero de 2015

XXII JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO

JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO







''el mismo que, sobre el madero, llevó nuestros pecados en su cuerpo (Cristo), a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia; con cuyas heridas habéis sido sido curados'' 1 Pedro 2,24  


Febrero no es un mes más de los que trae el año, todo lo contrario, es la oportunidad apropiada para que regresemos nuestra mirada a nuestros hermanos y seres queridos, especialmente hacia aquellos que se encuentran enfermos o están sufriendo en su alma y cuerpo.



Los cristianos somos personas de carne y hueso y, por lo mismo, nuestra fe debe dar una respuesta y una voz de aliento ante el sufrimiento, la enfermedad y el dolor. puede que sea respuesta no siempre sea satisfactoria, pues no se acomoda a nuestro parecer, sin embargo, si seguimos la Palabra de Dios y el ejemplo de Cristo, podremos transmitir una voz de aliento y compañía a quien sufre y cariño para el abandonado, derrotando la lógica del mundo que busca acabar con los enfermos por considerarlos inútiles u objetos de gastos. 





La iglesia ama, acoge y respeta a los enfermos y sufrientes como seres humanos, por eso procura para ellos toda la atención pastoral que le sea posible y levanta su voz para defender sus derechos ante el Estado y los organismos de la salud. Siguiendo el ejemplo del Señor Jesús, quien pasó sanando a los enfermos y predicando el reino de Dios (Mt 4, 23), la iglesia se esfuerza por acompañar a quien sufre por medio de las capellanías, los hospitales, las casas de los adultos mayores, etc. La Iglesia  ha sido ajena al sufrimiento de las personas.



el mandato del Señor Jesús hizo a sus discípulos de '' ir y predicar el Evangelio'' (Mc 16, 15), no se limitaba a la predicación, sino que implicaba la ayuda al necesitado. Este mandato se extiende a nosotros con la Jornada Mundial del Enfermo, día con el que la Iglesia nos recuerda que somos cristianos y que no podemos desentendernos que quien sufre, todo lo contrario, debemos esforzarnos por mejorar su calidad de vida.




  

COMIENZO Y FINALIDAD DE LA JORNADA








Desde el año 1992 el Papa San Juan Pablo II convocó a toda la Iglesia para celebrar el 11 de febrero, día de Nuestra Señora de Lourdes, Patrona de los Enfermos, la Jornada Mundial de los Enfermos. Este deseo del Santo Padre se vio traducido en la creación del Consejo Pontificio para la Salud Sanitaria, como también de la vida de  sufrimiento y amor que llevó hasta la entrega de su espíritu al Padre en el año 2005. San Juan Pablo II testimonio con su vida que una persona con enfermedades es digna y útil para la sociedad, pero más importante, que el sufrimiento es un camino para la santidad, de ahí su documento Salvifici Doloris, sobre el sentido salvìfico del dolor humano.  



la finalidad de esta Jornada es llamar la atención  de todos los agentes de pastoral y organismos sanitarios para que llenen de respeto y amor a los enfermos y a las personas que sufren, dejando de ver en ellos un gasto o un numero más y con el objetivo de reconocerlos como seres humanos, como hijos de Dios Padre.







Es común para nosotros escuchar la expresión ''Pastoral de la Salud''; sin embargo, no siempre somos conscientes del alcance y significado de este espacio pastoral. La Pastoral de la Salud es, por sí misma, la continuadora de la obra sanadora y consoladora del amor del Señor Jesús; es, por lo tanto, un medio eficaz para acercar a quien sufre el amor misericordioso e incondicional de Dios Padre. La pregunta que debemos plantearnos es: ¿Nuestra Pastoral de la salud procura esto? Un adecuado acompañamiento a los enfermos involucra,  en la medida de las posibilidades, un acompañamiento integral de la persona sufriente, de su familia y de su contexto. Esta pastoral no puede contentarse con '' paños de agua tibia'', sino que debe evangelizar todos los ambientes que intervienen con quien sufre, especialmente su familia.








La Jornada Mundial del Enfermo es la oportunidad indicada para que meditemos sobre el valor y significado de la vida, lo mismo que de la enfermedad y la capacidad  que tenemos para asumirla y acompañarla con amor. No podemos creer que estemos totalmente preparados para ella, sin embargo, si podemos disponer nuestra vida para tener siempre una actitud de acogida y amor. Recordemos que la sanación y recuperación de quien sufre, corporal o espiritualmente, no se logra solo con medicamentos, sino que debe ir acompañada y sostenida por el amor y la paciencia.





Hermanos Misioneros de la Infancia Misionera, que esta Jornada Mundial del Enfermo nos ayude a ver en quienes sufren el rostro del Señor, de manera que la ayuda y el amor que les demos sea el mejor, y no  nos contentemos con un asistencialismo sin sentido. Que la Virgen Marìa, Nuestra Señora de Lourdes, proteja y llene de fortaleza a los que sufren y a sus familias, de modo que la enfermedad los una más entre sí y con Dios.





    

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