LA HISTORIA DE LA CONGREGACION DE JESÚS Y MARIA
En la segunda mitad del siglo XVI, vivía en Ri, Normandía (Francia), un granjero llamado Isaac Eudes, casado con Marta Corbin. Como no tuviesen hijos al cabo de dos años de matrimonio, ambos esposos fueron en peregrinación a un santuario de Nuestra Señora. Nueve meses después tuvieron un hijo, al que siguieron otros cinco. El mayor recibió el nombre de Juan y, desde niño, dio muestras de gran inclinación al amor de Dios. Se cuenta que, cuando tenía nueve años, un compañero de juegos le abofeteó; en vez de responder en la misma forma, Juan siguió el consejo evangélico y le presentó la otra mejilla.
A los catorce años, Juan ingresó en el colegio de los jesuitas de Caén. Sus padres deseaban que se casara y siguiera trabajando la granja de lafamilia. Pero Juan, que había hecho voto de virginidad, recibió las órdenes menores en 1621 y estudió la teología en Caén con la intención de consagrarse a los ministerios parroquiales. Sin embargo, poco después determinó ingresar en la congregación del oratorio, que había sido fundada en 1611 por el futuro cardenal Pedro de Bérulle. Tras de recabar con gran dificultad el permiso paterno, fue recibido en París por el superior general en 1623. Juan había sido hasta entonces un joven ejemplar: su conducta en la congregación no lo fue menos, de suerte que el P. Bérulle le dio permiso de predicar, aunque sólo había recibido las órdenes menores. Al cabo de un año en París, Juan fue enviado a Aubervilliers a estudiar bajo la dirección del P. Carlos de Condren, el cual, según la expresión de Santa Juana Francisca de Chantal, "estaba hecho para educar ángeles".
El fin de la congregación del oratorio consistía en promover la perfección sacerdotal y Juan Eudes tuvo la suerte de ser introducido en ella por dos hombres de la talla de Condren y Bérulle.
Fue ordenado presbítero el 20 de diciembre de 1625. Durante estos años se impregnó del pensamiento espiritual de Bérulle, centrado totalmente en Cristo, y compartió su deseo de "restaurar en su esplendor el orden sacerdotal". Penetrado de este espíritu, evangelizó como misionero apostólico muchos pueblos y ciudades de Normandía, He de France, Borgoña y Bretaña.
Predicador Ungido
Pasó los diez años siguientes en la prédica de misiones al pueblo, preparándose así para la tarea a la que Dios le tenía destinado. En aquella época empezaron a organizarse las misiones populares en su forma actual. San Juan Eudes se distinguió entre todos los misioneros. En cuanto acababa de predicar, se sentaba a oír confesiones, ya que, según él, "el predicador agita las ramas, pero el confesor es el que caza los pájaros". Mons. Le Camus, amigo de San Francisco de Sales, dijo refiriéndose al P. Eudes: "Yo he oído a los mejores predicadores de Italia y Francia y os aseguro que ninguno de ellos mueve tanto a las gentes como este buen padre". San Juan Eudes predicó en su vida unas ciento diez misiones.
Una de las experiencias que adquirió durante sus años de misionero, fue que las mujeres de mala vida que intentaban convertirse, se encontraban en una situación particularmente difícil. Durante algún tiempo, trató de resolver la dificultad alojándolas provisionalmente en las casas de las familias piadosas, pero cayó en la cuenta de que el remedio no era del todo adecuado. Magdalena Lamy, una mujer de humilde origen, que había dado albergue a varias convertidas, dijo un día al santo: "Ahora os vais tranquilamente a una iglesia a rezar con devoción ante las imágenes y con ello creéis cumplir con vuestro deber. No os engañéis, vuestro deber es alojar decentemente a estas pobres mujeres que se pierden porque nadie les tiende la mano".
Estas palabras produjeron profunda impresión en San Juan Eudes, quien alquiló en 1671, una casa para las mujeres arrepentidas; en la que podían albergarse en tanto que encontraban un empleo decente. Viendo que la obra necesitaba la atención de religiosas, el santo la ofreció a las visitandinas, quienes se apresuraron a aceptarla.
Después de mucho orar, reflexionar y consultar, San Juan Eudes abandonó la congregación del oratorio en 1643. La experiencia le enseñó que el clero necesitaba reformarse antes que los fieles y que la congregación sólo podría conseguir su fin mediante la fundación de seminarios. El P. Condren, que había sido nombrado superior general, estaba de acuerdo con el santo; pero su sucesor, el P. Bourgoing, se negó a aprobar el proyecto de la fundación de un seminario en Caén.
Entonces el P. Eudes decidió formar una asociación de sacerdotes diocesanos, cuyo fin principal sería la creación de seminarios con miras a la formación de un clero parroquial celoso. La nueva asociación quedó fundada el día de la Anunciación de 1643, en Caén, con el nombre de "Congregación de Jesús y María". Sus miembros, como los del oratorio, eran sacerdotes diocesanos y no estaban obligados por ningún voto. San Juan Eudes y sus cinco primeros compañeros se consagraron a "la Santísima Trinidad, que es el primer principio y el último fin de la santidad del sacerdocio". El distintivo de la congregación era el Corazón de Jesús, en el que estaba incluido místicamente el de María; como símbolo del amor eterno de Jesús por los hombres.
Hombre de realizaciones, fundó la Orden de Nuestra Señora de la Caridad para acoger y ayudar a las mujeres y a las jóvenes maltratadas por la vida.
Sigue una amplia trayectoria de misiones (117), funda varias comunidades; deja un legado de libros de oración y cartas de gran valor para la comunidad y la doctrina espiritual se denota su amor al pobre, al rico, al hombre, la mujer, al enfermo, al benefactor, al clero, al laico.
De mártir, su castidad, la ayuda al enfermo, el pesimismo y el dolor no le fueron un karma, sino una oportunidad de ver el amor de Jesús en su camino y la fortaleza para seguir una vida de entrega al corazón de Jesús.
Hizo amar a Cristo y a la Virgen María, hablando sin cesar de su Corazón, signo del amor que Dios nos da y de la comunión a la que estamos llamados. Para tributarles un culto litúrgico, com-puso misas y oficios e hizo celebrar la primera fiesta del Corazón de María el 8 de febrero de 1648 en Autun y la del Corazón de Jesús el 20 de octubre de 1672.
Además, con numerosos escritos contribuyó a propagar la espiritualidad de sus maestros del Oratorio, al mismo tiempo que por su carisma propio le imprimía un carácter personal, hasta el punto de que se le considera a él también un maestro de espiritualidad.
Murió el 19 de agosto de 1680. El Papa Pío XI lo canonizó el 31 de mayo de 1925 y es elevado a los altares como uno de los incomparables santos de Dios.
Evangelizador y Formador
Una de las credenciales con que se presentan los eudistas es el ser
Evangelizadores y Formadores, siguiendo las indicaciones y el ejemplo de
san Juan Eudes, el cual lega a los eudistas este doble dinamismo de
vida y misión, que se constituye en el carisma especial y específico:
Veamos estas características en la persona y el estilo de vida de san Juan Eudes:
1. EVANGELIZADOR. En su
reflexión sobre el bautismo, san Juan Eudes anhela que el bautizado se
convierta en un libro (Biblia) y un Evangelio viviente (OC III,53), lo
cual manifiesta un ideal que aplica en su propia vida, esto es,
evangelizar no sólo con la predicación, sino que toda la vida. El
compromiso de san Juan Eudes como Evangelizador incluye, a su vez,
diversos aspectos de formador a saber:
Misionero. Las misiones incluían predicaciones, celebraciones litúrgicas, confesiones, conferencias a diversos tipos de personas. Recorrió infatigablemente Normandía, Bretaña y París, lugares en donde predicó más de cien misiones en compañía de otros sacerdotes.
Catequista. Su catecismo es respuesta a la necesidad de un apoyo para sostener la acción de la misión y de la predicación. Una de las herramientas que le fue altamente útil, es el catequismo, escrito por él mismo para reforzar la predicación y para dejar un instrumento práctico que contribuyera igualmente a la formación de los fieles y a la construcción de su fe. Puede considerarse variante del catecismo los cantos que enseñan los fundamentos de las catequesis, que contribuyen a guardar en la memoria elementos básicos del conocimiento de la fe.
Maestro de Oración. Parte de la acción misionera es enseñar a orar. En el marco de una estructura trinitaria, cristocéntrica y llena del Espíritu Santo, san Juan Eudes lleva al creyente por un camino de oración que recorre sus compromisos bautismales y que igualmente lo lleva a una profunda unión con Jesús. Dentro de diversas formas de oración subraya la oración de petición de perdón, de adoración, de asumir los sentimientos y disposiciones de Jesús, de entrega y, con mucho énfasis la oración de amor a Jesús, de alabanza y de glorificación.
Apóstol del Corazón de Jesús y María. La propuesta de una teología con el fundamento en el corazón muestra, desde este punto de vista, la realidad de la Trinidad, la encarnación de la “Palabra buena que brota del corazón” del Padre, y la acción del Espíritu Santo, llamado el Corazón de Dios. Desde una antropología del corazón, que representa la memoria, el entendimiento, la voluntad, los sentimientos, las tendencias, y, fundamentalmente, el amor, llega a la gran afirmación de que Jesús y María forman un solo corazón.
2. FORMADOR. Desde la perspectiva anterior, de san Juan Eudes como Evangelizador aparece con claridad el interés por la formación del pueblo cristiano en el aspecto de fe, de crecimiento espiritual, de lograr una profunda unión con Jesús. Sin embargo, más específicamente se pueden encontrar en san Juan Eudes aspectos directamente formativos
Colegio. La formación académica para jóvenes no entra en los primeros intereses formadores de san Juan Eudes. Sin embargo, las circunstancias le presentan una oportunidad en este campo que es aceptada y confiada a su comunidad. Desde esta perspectiva, la formación que los eudistas imparten a los jóvenes, está claramente impregnada del estilo y de la espiritualidad del fundador.
Seminario. La concepción de un seminario en su época (“seminarios de ordenados”) difiere grandemente del concepto que del mismo ahora poseemos. Con todo, es el seminario es una etapa decisiva para la formación de los sacerdotes. San Juan Eudes conoce una situación del clero muy precaria, carente de elementos fundamentales para la vida de un sacerdote, con el consiguiente perjuicio para las comunidades cristianas. De ahí surge la necesidad de formar sacerdotes santos, pastores y, por tanto, predicadores y misioneros santos. Los seminarios representan el gran campo de formación en la vida de san Juan Eudes.
Escritor. Parte integrante en el desempeño de la acción de un formador radica en la redacción de algunos elementos que correspondan al proceso formativo. En la abundante literatura de san Juan Eudes, que se conserva en el momento, existen ejemplos notables de escritos de carácter abiertamente formativos. Dentro de ellos cabe destacarse las llamadas “Reglas Latinas”, para los padres eudistas, así como las constituciones originales para esta congregación. Igualmente y en un plano análogo, se puede mencionar las constituciones de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad. Por otra parte, con relación a la formación de laicos se tiene el libro fundamental en este terreno: "La Vida y Reino de Jesús en las almas cristianas”. Se podría mencionar igualmente como libro de formación el “Catecismo de la Misión”.
Espiritualidad y teología. La labor formativa de san Juan Eudes se desarrolla ampliamente en el plano de la espiritualidad de la unión mística con Jesucristo. En este terreno hay que destacar el proceso de descubrimiento de las grandezas de Jesús, de la acción de la Trinidad, de la presencia de la Virgen María. Su espiritualidad, con todo, está construida sobre una sólida estructura teológica, que remite indefectiblemente a la teología escolástica, pero que es también enriquecida con las propuestas teológica propiamente eudesianas, tales como la teología del corazón, la praxis de la misericordia, y la realización de las consecuencias del dinamismo de la encarnación, aún en los detalles nimios de cada día.
Formador de laicos. El papel de formador de san Juan Eudes se destaca con relación a los sacerdotes. Sin embargo su dedicación de manera particular es con relación a la formación de laicos. El ejercicio de las misiones, al cual le dedicó un considerable tiempo de su ministerio sacerdotal, su obra clave Vida y Reino, la formación de la organización laical “Sociedad de la Madre Admirable”, para un compromiso específico y organizado de los laicos, son una prueba fehaciente de su acción como formador de laicos.
Al Servicio de los Enfermos
En ese año, se desató en Normandía una violenta epidemia de peste, y Juan se ofreció para asistir a sus compatriotas. Bérulle le envió al obispo de Séez con una carta de presentación, en la que decía: "La caridad exige que emplee sus grandes dones al servicio de la provincia en la que recibió la vida, la gracia y las órdenes sagradas, y que su diócesis sea la primera en gozar de los frutos que se pueden esperar de su habilidad, bondad, prudencia, energía y vida". El P. Eudes pasó dos meses en la asistencia a los enfermos en lo espiritual y en lo material. Después fue enviado al oratorio de Caén, donde permaneció hasta que una nueva epidemia se desató en esa ciudad, en 1631. Para evitar el peligro de contagiar a sus hermanos, Juan se apartó de ellos y vivió en el campo, donde recibía la comida del convento.
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