La vida se fundamenta en el encuentro con el Señor Jesùs, de manera que al relacionarnos con Èl, crezcamos en fidelidad. Para esto, la Iglesia nos acompaña en el camino espiritual y nos guía en el conocimiento del Señor. A este propòsito responde el año litúrgico que inicia con Adviento y termina con la solemnidad de Jesucristo Rey Universal.
Si bien comenzamos el año litùrgico con Adviento (tiempo que vivimos el año pasado a finales de noviembre), hasta este mes comenzamos a ver las características del ciclo litúrgico en que nos encontramos: Ciclo A. La Iglesia tiene organizada la liturgia en tres tiempos (ciclo A, B y C), que exponen la historia de la salvación, Cada ciclo està orientado por el relato evangélico de un evangelista, con sus características propias: si bien todos hablan de Jesùs, no es lo mismo leer a San Marcos que San Lucas, a San Mateo o a San Juan. Los Evangelios son, por lo tanto, las cartas de navegaciòn espirituales para cada año.
Si bien comenzamos el año litùrgico con Adviento (tiempo que vivimos el año pasado a finales de noviembre), hasta este mes comenzamos a ver las características del ciclo litúrgico en que nos encontramos: Ciclo A. La Iglesia tiene organizada la liturgia en tres tiempos (ciclo A, B y C), que exponen la historia de la salvación, Cada ciclo està orientado por el relato evangélico de un evangelista, con sus características propias: si bien todos hablan de Jesùs, no es lo mismo leer a San Marcos que San Lucas, a San Mateo o a San Juan. Los Evangelios son, por lo tanto, las cartas de navegaciòn espirituales para cada año.
En este mes comenzamos el Tiempo Ordinario en el que la liturgia guiada por el Evangelio de San Mateo nos presentarà la predicación y milagros del Señor. Este tiempo no tiene otra intenciòn que conocer la vida diaria del Maestro y su relación con el Padre. En cambio, tiempos como Adviento, Navidad o Cuaresma, tienen otros objetivos claros. Esto no relativa el valor del Tiempo Ordinario, sino que pone el reto '' aùn màs alto'', porque allì se nos invita a perseverar en la vida cotidiana, no solo de palabra, sino con obras. En el ciclo A, San Mateo '' presenta, de manera muy bien organizada, el ministerio pùblico de Jesùs. Los discursos son cinco, cada uno de los cuales està precedido de un material narrativo. El Leccionario es fiel a esta estructura.
Tener presente la estructura del Evangelio de San Mateo nos permitirà orientar adecuadamente nuestra vida espiritual. La liturgia no es un acto de improvisaciòn a criterio del sacerdote, sino que es el resultado de la larga experiencia de la Iglesia, que sabe còmo llevar pacientemente al creyente para que se encuentre con el Señor.
- El discurso de la montaña, precedido por la llamada de los primeros discípulos.
- El discurso misionero, precedido por la llamada de Mateo.
- El discurso en paràbolas, precedido por la Buena Noticia anunciada a los sencillos.
- El discurso sobre la vida en la Iglesia, precedido por la narraciòn de los milagros, la profesión de fe de Pedro y el anuncio de la Pasiòn.
- El discurso escatològico, precedido por las narraciones de las paràbolas y de acontecimientos que implican aceptaciòn o rechazo del Reino'' (Directorio homilètico 143).
Tener presente la estructura del Evangelio de San Mateo nos permitirà orientar adecuadamente nuestra vida espiritual. La liturgia no es un acto de improvisaciòn a criterio del sacerdote, sino que es el resultado de la larga experiencia de la Iglesia, que sabe còmo llevar pacientemente al creyente para que se encuentre con el Señor.
Hermanos, hagamos del Tiempo Ordinario algo extraordinario, de manera que, guiados por el Evangelio de San Mateo ( que identifica a Jesùs como el nuevo Moisès y el iniciador de un nuevo pueblo elegido: la Iglesia), vivamos las cosas cotidianas como el trabajo, el estudio, las dificultades y los momentos familiares y de amigos, como un regalo de Dios y una oportunidad para evangelizar.
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