lunes, 1 de junio de 2015

SANTÍSIMOS CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

SIGNIFICADO BÍBLICO DEL PAN Y DEL VINO 






''No fue Moisés quien les dio el pan del cielo; es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo''. Juan 6, 32-33




Hermanos, en este mes en que celebraremos la Solemnidad del Cuerpo y Sangre del Señor, más conocida  como el Corpus Christi, es la oportunidad perfecta para que reflexionemos sobre nuestra actitud frente a la Sagrada Eucaristía, pues la rutina con que podemos estarla viviendo, nos puede llevar a ser desagradecidos con Ella, olvidándonos  que es la muestra permanente de nuestro lado fortaleciéndonos y animándonos a vencer al mal. 

  1. ¿Somos personas de fe que aman y viven con intensidad este Sacramento? 
  2. ¿ Nos conformamos con el alimento que ofrece el mundo y no buscamos el que da la vida eterna? 
  3. ¿ Profundizamos en nuestra formación eucarística? 

La respuesta que demos a estas preguntas no nos puede dejar satisfechos, pues siempre debemos dar más de nosotros mismos, tal y como lo pidieron los discípulos en el  Evangelio: '' Señor, danos siempre de ese pan'' (Jn 6, 34).




La Eucaristía, pan y vino, es el Cuerpo y la Sangre del Señor, pero, ¿ sabemos qué significado tiene el pan y el vino en la Sagrada Escritura? Una sencilla iluminación al respecto nos ayudará a cuestionar y motivar nuestra vida de fe. La temática es demasiado amplia, por eso solo daremos algunas pinceladas.     




EL PAN EN LA SAGRADA ESCRITURA











En los tiempos bíblico, el pan era el alimento principal de los hebreos, no solo por su facilidad de elaboración ( que se hacia en la propia casa), sino por su economía, ya que al ser hecho trigo o de cebada, el grano podía acumularse por largas temporadas antes de ser triturado. Estas dos características, hicieron que el pan fuera un elemento  diario en el consumo de Palestina. Otros artículos, como las frutas y las verduras, e incluso las carnes, por su mismo costo, eran alimentos secundarios. La Sagrada Escritura nos da testimonio  que el pan era hecho de cebada (Jc 7, 13; Jn 6, 13) o de trigo (Ex 29, 2), como también que la harina podía ser gruesa, normal o fina ( Levítico 2, 14; Éxodo 29, 2; Génesis 18, 6). La forma del pan de este tiempo, era muy similar  a una ''arepa'', lo que facilitaba su transporte. La Sagrada Escritura es clara al diferenciar el pan con levadura y el pan sin levadura.



EL PAN SIN LEVADURA








se tiene como símbolo de salvación, penitencia, humildad y obediencia, ya que se recibió como mandato divino para la preparación de la Pascua, de la liberación, donde Dios se acerca a la historia para ayudar a los que sufren: '' Siete días comerás panes sin levadura; así el primer día harán que no haya levadura en sus casas; porque cualquiera que coma pan fermentado desde el primer día hasta el séptimo, sera cortado de Israel (...)'' (Éxodo 12, 15-20). El pan sin levadura es el pan de la aflicción, del recogimiento y de la transformación (Deuteronomio 16, 3). Esta imagen se recoge con el Señor Jesús, quien en la Última Cena toma pan (Mateo 26, 26), lo bendice y da gracias por él; lo interesante es que también  es un pan Pascual, de humildad y de penitencia, actitudes confirmadas en la Cruz, El pan sin levadura es, por lo tanto, símbolo de la acción generosa de Dios, quien no abandona a sus hijos para que se alimenten del mundo, sino que extiende su brazo y bendice con el manà, con el pan, con la Eucaristía, recordándonos que somos su pueblo, que Él nos cuida y que debemos serle fieles y serviciales.                     







EL PAN CON LEVADURA











por su parte, se presenta como el símbolo del orgullo y de la prepotencia que no confía en Dios. En este momento, llega a nuestra mente aquel pasaje bíblico donde la gente perseguía a Jesús por el pan material, no por quien era. ¿No somos nosotros de ese grupo? Una masa fermentada tiene un olor fuerte y desagradable; por eso el Texto Sagrado nos dice que debemos ser masa sin fermentar (sin orgullo), como Cristo, quien se humillo hasta el extremo (filipenses 2, 8). El pan con levadura es sinónimo de autosuficiencia y falta de compromiso con el Señor; por esto, San Pablo es claro al decir: ''Celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de la malicia de la maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad'' (1 Corintios 5, 8). El Señor, que todo lo hace nuevo, nos transforma en '' fermento'' para una sociedad nueva; tristemente, no siempre permitimos que Él saque la levadura vieja de nosotros.





EL VINO EN LA BIBLIA










En la Sagrada Escritura, el vino cuenta con muchos significados, pero sobresale el de ser motivo de alegría, gozo y compartir (Génesis 14, 18; Levítico 10, 9); al mismo tiempo, la Escritura resalta el peligro de abusar de él (Isaias 5, 22; Proverbios 20, 1; 21, 17). Por esta doble significación, con el vino se aplica la misma diferenciación que con el pan, hablando de ''vino nuevo''  y ''vino viejo''. En el libro del Apocalipsis, Babilonia inunda las naciones con el vino '' de la fornicación'' (14, 8; 17, 2). En este contexto aparece la contraparte, el vino del Señor; '' el vino de la ira de Dios'' (Apocalipsis 16, 19).



El Señor Jesús, quien se valía de ejemplos de la vida ordinaria para transmitir su mensaje, encontró en el vino un buen medio para expresar la novedad del Evangelio (Mateo 9, 11); tanto que Él mismo se llama ''la Vid Verdadera''(Jn 15, 1). la vida y el mensaje del Señor son un ''vino'' de gozo y alegría que no causa sufrimiento o pecado, algo que sí provoca el vino viejo del mundo. En la Última Cena, el Señor toma el vino, lo bendice, y dice que es '' su sangre, derramada para la salvación del mundo''. Los hebreos se alimentaban de pan y de vino material; el Señor nos invita a participar diariamente de su Banquete Celestial: la Sagrada Eucaristía. Jesús da un nuevo significado: el pueblo de Dios ya no se alimentara del pan y del vino de este mundo ( un pan y un vino de orgullo, vanidad, desenfreno y pecado); sino que se alimentara de los dones que vienen del mismo Dios; pan y vino verdadero, que representan el Cuerpo y la Sangre del Señor Jesús, por lo tanto, alimentarse de la Eucaristía debe ser sinónimo de compromiso con el Señor, pues no se trata de un pan o de un vino cualquiera, sino de un alimento que fortalece para la vida eterna.      




Hermanos, muchas veces no nos detenemos a reflexionar sobre la profundidad de estos símbolos, por eso, ahora que lo hemos hecho de una manera sencilla, nuestra actitud frente al Sacramento del Altar no puede ser la misma: debemos comprometernos cada día con el Señor. Si nuestro alimento espiritual es el Cuerpo y la Sangre de Cristo, no podemos ser los mismos de siempre, sino que debemos esforzarnos por ser mejores padres, hijos, trabajadores y amigos. De lo contrario, seremos iguales al pan y al vino del mundo, elementos que solo producen miseria, divisiones, guerras y destrucción.


Hermanos, la Eucaristía no es una comida ordinaria, por eso, acerquémonos a ella con el ''gozo y la alegría del vino'', por saber que el Señor nos ama; pero también, con el recogimiento y el compromiso de entregarlo todo por Él (pan sin levadura). Hagamos de la Eucaristía, nuestro alimento diario, de manera que Ella, por su poder, nos limpie de todo desecho del vino y del pan viejo de este mundo.



ORACIÓN ANTE EL SANTÍSIMO SACRAMENTO  







Amado Señor Jesús, Pan de Vida Eterna, te doy infinitas gracias por todas las bendiciones derramadas en mi vida, especialmente por mis seres queridos y por el Sacramento de la Eucaristía; ellos me demuestran la grandeza de tu amor que siempre está a mi lado, animándome para no desfallecer. Buen Jesús, te ruego que me bendigas con la fuerza de la salud y del trabajo, de manera que nunca falte en mi vida el Pan de tu Palabra y el Pan Eucarístico, No permitas que la avaricia me ahogue, antes bien, crea en mí un corazón noble que siempre esté dispuesto a ayudar a quien pasa hambre, sed, frío y  marginaciòn. Te suplico por el Papa, los obispos, sacerdotes y consagrados, para que los protejas y los llenes de amor, de manera que se mantengan firmes y generosos para celebrar tu Santísima Eucaristía, fuerza de todo creyente. Te ruego que al Comulgar con tu Santísimo Cuerpo y Sangre, me concedas la sabiduría para comprender lo que quieres de mí,  y pueda así entregarte todo lo que soy y todo lo que tengo. Amén.      


 




CANCIÓN: YA NO ERES PAN Y VINO










  



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