sábado, 23 de julio de 2016

EXHORTACIÒN APOSTÒLICA

AMORIS LAETITIA ''LA ALEGRÍA DEL AMOR''

Sobre el amor en la familia




''La alegría del amor que se vive en las familias es tambièn el jùbilo de la Iglesia. Como han indicado los Padres sinodales, a pesar de las numerosas señales de crisis del matrimonio, el deseo de familia permanece vivo, especialmente entre los jòvenes, y esto motiva a la Iglesia''. 

Amoris laetitia 1



Durante el 2014 y el 2015 se llevaron a cabo varias asambleas de los obispos alrededor del tema de la familia en el mundo moderno. Fruto de estas reuniones es la presente exhortaciòn apostólica ( Amoris laetitia: AL), que el Papa Francisco fecha el 19 de marzo de 2016.


A primera vista, la dedicatoria del texto es bastante sugestiva: diferencia entre esposos y fieles laicos, demarcando el especial estado de vida de los primeros y la particularidad de su situación, por lo que un mensaje genèrico no tendría el impacto esperado. Esta intención se desarrollarà a lo largo de los 325 numerales que componen el documento.  


La primera anotación que el documento presenta es que aun en medio de las crisis el matrimonio sigue vivo y estàs lleno de esperanza (1). De esto se desprende el objetivo del escrito: la necesidad de responder a los nuevos desafíos morales, doctrinales y pastorales que presenta la familia en el mundo moderno. Para esto, se pide honestidad y creatividad a los teólogos y los pastores, buscando mayor claridad en las posturas y opciones pastorales (2). El Papa hace esta invitación porque no todas las discusiones exigen intervención magisterial, sino que en cada paìs se deben inculturar el mensaje y las soluciones (3).


En el presente año jubilar de la misericordia, la Iglesia invita a todos los cristianos a redescubrir los valores de la familia y del matrimonio, como tambièn alienta a todos aquellos que viven en situaciones irregulares a aclarar su situación y así entrar en la comuniòn de la Iglesia (5).




A LA LUZ DE LA PALABRA







La Biblia està llena de historias y dinàmicas familiares, por lo que el tema de la familia no es ajeno a la experiencia de fe (8). En este apartado el Papa recurre a las fuentes bíblicas para iluminar la situaciòn de la familia hoy.


La Sagrada Escritura parte de una comprensiòn fundamental. uniòn de hombre y mujer en su realidad màs profunda: Dios crea al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, por lo que el amor, la integración y la fecundidad son signos visibles de la presencia del Creador en la historia ( Génesis 2, 24; AL 9-10). Esta conciencia serà la que marque el derrotero y la guìa de todo el pensamiento bìblico sobre el matrimonio y la familia.


Otra manera como se aborda el tema de la familia se da a travès de las genealogìas, que representan el camino por el que se desarrolla la historia de la salvaciòn: son muestra de la fidelidad de Dios de generaciòn en generaciòn. Esta continuidad también pretende mostrar el crecimiento de las familias y las parejas en la configuraciòn con el Señor, llegando a su plenitud en la persona de Jesùs, que las incorpora a su Cuerpo Mìstico que es la Iglesia (11).



El relato del Gènesis habla de la necesidad de encontrarse con un ''tù'' que es similar a nosotros mismos (12). La soledad solo se supera con la vivencia en pareja y en la familia (Génesis 2, 24; Mateo 19, 5). El verbo ''unir'' en hebreo implica estrecha sintonía, una adhesiòn total. El matrimonio, por lo tanto, no es solo uniòn sexual, sino compenetraciòn integral: ''ser una sola carne'' (13).


En el Antiguo Testamento, la palabra màs usada despùes de YHWH (Yahvè). es ''hijo'' (ben), que remite a ''banah''= construir, Ellos son la '' herencia de Dios'' (Salmo 127, 1, 3-5). los hijos muestran la continuidad de la historia de la salvaciòn de generaciòn en generaciòn (14). Desde esta perspectiva, la familia es iglesia domèstica y centro de catequesis para los hijos (16). Esto se ve claramente en el relato de la haggadah judìa en la noche de la pascua: Éxodo 13, 14; Salmo 146, 12.


Bíblicamente, los padres enseñan la fe y los hijos la acogen y la cumplen (Éxodo 20, 12), tanto que honrar se comprende como cumplir sin excusas (Sirácida 3, 3-4). Sin embargo, la misma Escritura enseña que los hijos no son propiedad de la familia, sino que tienen su propio camino ( Cf. Lucas 2, 51; 9, 59-62). La postura de Jesùs es interesante, ya que valora a los niños en medio de una sociedad que no les daba su lugar (Mateo 18, 3-4).


Por otra parte, la Escritura no desconoce que el sufrimiento està presente en las familias, tanto que Jesùs habla de matrimonio en contextos de divorcio (Mateo 19, 3-9): la violencia intrafamiliar representada en Caìn y Abel, el desplazamiento y las injusticias (21), la muerte y la enfermedad de tantos seres queridos ( Lucas 7, 11-15). A todas estas situaciones responde Jesùs con su predicación en parábolas (19). La palabra de Dios acompaña a las familias en todo momento (Apocalipsis 21, 4), no solo en las dificultades, sino tambièn en las situaciones diarias, por ejemplo en el trabajo, que es esencial para el desarrollo de la dignidad humana  y familiar. El trabajo tiene una dimensión social y no solo personal (Proverbios 31, 10-31). El desempleo, a su vez, es sufrimiento, como es el caso de rut, Ahora bien, no se pueden admitir planes y políticas ( nacionales o industriales) que justificàndose en la oferta de empleo, depreden con la naturaleza.

La ley cristiana es el amor y sus frutos son la misericordia, el perdòn y la ternura (28). Dios confìa a los padres la educaciòn y la crianza de los hijos, no solo con rigidez, sino tambièn con paciencia y perseverancia, mostrando con las obras lo que se procura inculcar en los hijos (29).



REALIDAD Y DESAFÍOS DE LAS FAMILIAS





El bien la familia es decisivo para el mundo y para la Iglesia. El Espíritu exige responder a estos acontecimientos històricos con diligencia (FC 4; GS 1, 5). El mundo impone nuevos modelos de familia que poco corresponden a los esquemas del pasado, pero que no se pueden ignorar por su magnitud (31). Aun asì, en todas ella el peligro del individualismo y el consumismo amenazan con romper las relaciones familiares. Los padres de familia deben capacitarse para educar a sus hijos en un contexto diferente del que ellos crecieron. El cristiano no puede aceptar estas situaciones como si nada, sino que debe mostrar al mundo con palabras y acciones, que el matrimonio y la familia son un camino de realizaciòn vàlido hoy (35).

Para llegar a este punto de compromiso, se necesita una sana crìtica a los modelos tradicionales que reforzaban la autoridad antes que el diàlogo. Asì mismo, se tiene que dar un nuevo sentido al matrimonio, sino opacar los bienes del matrimonio, pero tampoco reducièndolos a la procreaciòn (37). Dentro de esta nueva comprensiòn del matrimonio que no es solo para tener hijos, ocupan un lugar especial la conciencia y el libre desarrollo de la propia identidad. Si se forma la conciencia en los niños, cuando sean adultos actuaràn en libertad y sabràn decidir ante situaciones complicadas. Ahora bien, la configuración el ideal evangèlico no es inmediata, sino que se realiza gradualmente, segùn etapas de crecimiento y  maduraciòn (38). Si se forma una conciencia madura, se superarà la cultura de lo provisorio y de lo pasajero que agobia a esta època (39).


La idea de matrimonio y de familia se ven con miedo por tener una carga fuerte de compromiso, por esto es necesario configurar un nuevo lenguaje que motive y que permita ver que el matrimonio y la familia no son un reto inalcanzable. Se debe acompañar a las personas que superen la visiòn del matrimonio y la familia desde la perspectiva econòmica, que si bien es importante, no lo es todo. Si no se hace este trabajo de acompañamiento, no se puede luego condenar a quienes no se han acompañado (41). Por otra parte, tambièn se tiene miedo a la natalidad, por los gastos, el compromiso y el pesimismo con el futuro; sin embargo, la Iglesia es enfàtica al rechazar cualquier control de la natalidad (42).


El Papa es consciente que ha faltado acompañamiento institucional, no solo por parte de la Iglesia, sino tambièn por las organizaciones pùblicas (43-44). Hay muchas familias y matrimonios que carecen de las seguridades mìnimas, como el trabajo, la salud, la educaciòn y la seguridad. Dentro de estas desatenciones, sobresale la dificultad para acceder a una vivienda digna, lo que conlleva a postergar uniones estables, por miedo a la mudanza. Este drama se agudiza cuando las jornadas de trabajo son excesivamente largas y se cortan los canales de diálogo en la familia o la pareja (44).


Otra dificultad que presenta la familia hoy es la situación de muchos niños que nacen fuera del matrimonio, con padres ausentes o con uno solo de los dos (45). misma situaciòn de aquellas familias que con amor en medio de dificultades, acompañan la vida de un familiar con alguna discapacidad (49). Las carencias de la figura paterna o materna nadie las puede llenar. A esto se suma la herida del desplazamiento forzoso, por la violencia y la pobreza. Es muy diferente migrar por voluntad propia, a hacerlo obligado por las circunstancias (49).


La situaciòn de los adultos mayores tambièn es delicada en el presente. ya que se mide el valor de la vida humana por la capacidad de producir dinero, por lo que un abuelo incapaz de trabajar, es visto como una carga. La sociedad auspicia, por lo mismo, mètodos, como la eutanasia y el suicidio asistido, ya que lo importante es ser un miembro activo del comercio (49). Pero no solo los abuelos son vulnerables, sino tambièn tantos hermanos que sufren por el flagelo de la droga y la violencia al interior de sus familias (51). En situaciones como estas, comunicar la fe es una tarea titànica, pues es un reto que sobrepasa la esfera familiar, y trasciende a lo pùblico: el comportamiento en sociedad.


Otro de los aspectos que esta època impone, es la equiparaciòn entre las nuevas formas de pareja y el matrimonio tradicional, entre hombre y mujer. Las uniones de hecho y las que surjan entre personas del mismo sexo, no pueden equipararse al matrimonio convencional (52). Ante las muchas ofertas de uniòn, el matrimonio resulta para muchos anticuado, quizàs por el machismo y el autoritarismo de otra època y que en la actualidad no tienen lugar (54). Esto hace necesario que se redescubra el matrimonio como un bien actual (53). Sin embargo, aún es un desafío superar las ideologías que suprimen las diferencias entre hombre y mujer, si bien el sexo biológico no agota a la persona, si define y condiciona el rol social de la persona (56). 




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