lunes, 25 de julio de 2016

SEGUIDORES DEL MAESTRO

SER MISERICORDIOSO








En la vida tambièn hay momentos muy tristes y dolorosos; como cuando mueren las personas que màs queremos y es tan difìcil, que justo allì necesitamos el amor, la misericordia de Dios. 

Por lo tanto, tu y yo, somos las manos de Dios para amar al mundo, para mostrar su misericordia a travès de obras concretas, por ejemplo, en el momento de la muerte hay dos obras de misericordia muy importantes.






SEPULTAR A LOS DIFUNTOS
Es decir, colocar el cuerpo de los difuntos en un sitio sagrado




En primer lugar, a los muertos, no debemos tenerles miedo, pues son personas igual a nosotros y fallecieron; no nos van hacer daño alguno, ni tampoco nos van a asustar.

Todas las personas tenemos cuerpo y alma y ambos son sagrados. Por eso el cuerpo, incluso el de las personas fallecidas debe ser tratado con respeto, pues cuando fue bautizado, ese cuerpo se convirtió en templo del Espíritu Santo.

Al morir una persona, su cuerpo debe ser llevado a una funeraria para la preparaciòn, luego al lugar de velación, para que la familia y conocidos se reúnan para orar y consolar. Y al dìa siguiente este cuerpo debe ser colocado en una bóveda o en tierra, también puede ser cremado y posteriormente las cenizas deben colocarse en un cenizario ubicado en una capilla o cementerio; pero no deben ser arrojadas ni al mar, ni al río, ni esparcidas; pues como cenizas de un cuerpo de quien fue un hijo de Dios se deben conservar con respeto y cuidado.


La Sagrada Escritura nos dice cómo fue tratado el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo y es así còmo se debe tratar el cuerpo de quien ha fallecido y en este mismo pasaje encontramos un Santo que practicò esta obra de caridad.


Evangelio segùn San Mateo (27, 57-61)


''Al atardecer, llegò un hombre rico de Arimatea, llamado Josè, que tambièn se había hecho discípulo de Jesùs, y fue a ver a pilato para pedirle el cuerpo de Jesùs. Pilato ordenò que se lo entregaràn. Entonces Josè tomò el cuerpo, lo envolvió en una sàbana limpia y lo depositó en un sepulcro nuevo que se habìa hecho cavar en la roca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue. Marìa Magdalena y la otra Marìa estaban sentadas frente al sepulcro''.




SAN JOSÉ DE ARIMATEA




Con la ayuda de Nicodemo, desclava el cuerpo de la cruz y lo lleva a un nuevo sepulcro excavado en la roca (por eso la tradición cristiana le hace patròn de embalsamadores y sepultureros). Josè de Arimatea fue una persona buena y honrada, que aguardaba el reino de Dios. era tambièn discípulo de Jesùs, pero clandestino, por miedo a las autoridades judìas. Un discìpulo que ahora, armàndose de valor, reclama el cuerpo del Maestro.



ORAR POR LOS VIVOS Y DIFUNTOS




En otras ocasiones hemos hablado de la importancia de la oraciòn, hoy de forma concreta analizamos la oraciòn por los difuntos.

Decìamos al inicio que toda persona està compuesta por cuerpo y alma, y hablamos sobre el destino correcto del cuerpo, ahora bien, el alma al desprenderse del cuerpo, tiene tres destinos distintos: el cielo, el purgatorio o el infierno.

Ese destino depende es de los actos, de la forma de vida; asì quien se esforzò en vivir santamente va directamente al cielo, quien viviò haciendo el bien; pero no ha purificado perfectamente sus pecados ira por un tiempo al purgatoria, y quien muere en pecado mortal sin arrepentirse, ni buscar el perdon de Dios y muere odiando, va al infierno.

Cuando muere una persona decìamos que en el lugar de velaciòn nos reunimos para orar por su alma; por lo general se reza el Santo Rosario, algunos Salmos y se dice: '' concèdele Señor el descanso eterno y brille para èl la luz perpetua''; lo que pedimos a Dios es que le perdone a quien ha fallecido todos sus pecados y borre de su alma cualquier mancha, para que sea sacado del purgatorio y llevado al cielo. San Nicolàs de Tolentino es un ejemplo de esta obra de misericordia.



SAN NICOLAS DE TOLENTINO




Fue presbítero y religioso de la Orden de San Agustín, siendo un fraile de rigurosa penitencia y oración constante, San Nicolás de Tolentino vio en un sueño que un gran nùmero de almas del purgatorio le suplicaban que ofreciera oraciones y misas por ellas. Desde entonces se dedicò a ofrecer muchas santas misas por el descanso de las benditas almas.





ACTIVIDAD


Como grupo de Infancia Misionera, ir a la Misa y pedirle al pàrroco que les permita hacer una oraciòn por las almas del purgatorio. De manera especial recordar a los familiares difuntos, pidiendo a sus padres que escriban sus nombres y junto hacer una oraciòn por ellos.




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