SAN JOAQUÍN Y SANTA ANA
Padres de la Santìsima Virgen marìa y modelos en la educacion de los hijos '' Es el momento en que los padres y las madres regresen de su desarraigo, porque se han auto-exiliado de la educaciòn de los hijos, re-asuman plenamente su papel educativo''.
Papa Francisco.
Julio, mes en el cual celebramos la memoria de San Joaquín y de Santa Ana, padres de la Virgen Marìa, queremos resaltar la importancia que tiene la educaciòn de los hijos para la construcciòn de un mundo mejor. Ellos son el ejemplo perfecto de lo que la educaciòn puede hacer en aquella persona en crecimiento y desarrollo: en medio de su sencillez hicieron de su hija el sagrario digno para la encarnaciòn del Verbo de Dios.
Nuestra època atraviesa grandes dificultades: violencia, drogadicciòn, indiferencia religiosa, pèrdida de valores, fracasos matrimoniales, suicidios, masacres, corrupciòn, reclutamiento forzado de menores, entre otras. ¿ Que pueden hacer los cristianos frente a estos casos? ¿Què es lo que el Señor Jesùs quiere al respecto? Aprovechemos el testimonio del hogar de San Joaquín y de Santa Ana, para que, iluminados por la Sagrada Escritura, comprendemos el deber que tenemos hoy como padres de familia:
EL CASO DE SANSÓN
Todos conocemos la historia de Sansòn, quien se caracterizaba por su gran fuerza; sin embargo, pocos saben las palabras que su madre Menòaj pronunciò antes de su llegada: '' Te ruego, Señor, que el hombre de Dios que has enviado venga otra vez donde nosotros y nos enseñe lo que hemos de hacer con este niño cuando nazca'' (Jueces 13, 8), y continúa diciendo: '' Cuando tu palabra se cumpla, ¿cuàl deberà ser la norma de conducta del niño?'' (Jueces 13, 12).
La que estos pasajes nos enseñan es la actitud esencial que todo padre de familia debe tener a la hora de esperar un hijo y de educarlo: pedirle a Dios que los guíe para que por medio de Él se haga su santísima voluntad. Dios tiene un plan para que conozca y ame a su Salvador. Recordemos còmo termina el relato de Sansòn y, por consiguiente, què le aguarda a un hijo deseado y consagrado de esta manera: ''La mujer dio a luz un hijo y lo llamò Sansòn, El niño creciò y Yahvè lo bendijo'' (Jueces 13, 24).
El libro de los proverbios de una sentencia clara los padres de familia, especialmente para aquellos que piensan que la educaciòn es responsabilidad de los profesores o catequistas: ''Educa al muchacho al comienzo de su camino, que luego, de viejo, no se apartarà de èl'' (Proverbios 22, 6). En otras palabras, si asumimos con compromiso la educaciòn de los niños, no tendremos luego que corregir con fuerza o darnos por vencidos, La educaciòn es como una pequeña planta que no crece de un dia para otro, sino que pide ser regada, cuidada y acompañada. También nos advierte este libro sagrado: '' Vara y correcciòn dan sabiduría, muchacho consentido avergüenza a su madre'' (Proverbios 29, 15;30, 1-2).
EL MANDATO EN EL LIBRO DEL DEUTERONOMIO
'' Que penetren en tu mente estas palabras que yo te digo hoy. Se las repetiràs a tus hijos, les hablaràs de ellas tanto si estàs en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado...'' (Deuteronomio 6, 6-7s; 18-19). La responsabilidad de comunicarle a nuestros hijos la fe no es solo de los catequistas y los sacerdotes, sino que recae mayoritariamente en los padres de familia: ellos tienen que mostrar con palabras y acciones el amor de Dios, a la Iglesia y a los hermanos ( Cf. CEC 2221-2223). Una de las grandes dificultades de nuestro tiempo es que se piensa que la fe es algo del momento y del pasado, y que se llevan a los niños para el Bautismo y de allì hasta la comunión y la Confirmaciòn, pero, ¿mientras tanto què debe hacerse? La Biblia insiste en acompañar a los pequeños en su crecimiento en la fe, evitando el autoritarismo y el antitestimonio: Jl 1, 3; Sal 78 (77), 1-6.
Todas estas indicaciones desembocan en la sabiduría y la alegría que manifiesta San Juan en una de sus cartas: ''No siento alegría mayor que oír que mis hijos caminan en la verdad'' (3 Juan, 4). Para llegar a esto tenemos que acercar a los niños a Jesùs (Marcos 10, 14). Para llegar a esto tenemos que acercar a los niños a Jesùs (Marcos 10, 14) y corregir con amor.
Hermanos, San Joaquín y Santa Ana hicieron vida estas premisas, su prueba màs grande es su hija, la Santísima Virgen Marìa, una sencilla mujer que fue escogida por Dios para ser la Madre de su ùnico Hijo. Por lo tanto, si asumimos con agrado la responsabilidad que tenemos con esas personitas que el Señor en su infinita misericordia nos ha confiado, empezando por ser nosotros mismos testigos de lo que enseñamos, conseguiremos sembrar en ellos la semilla de un mejor mañana, y así no tendremos de què lamentamos despuès.
CONSAGRACIÓN DE LOS HIJOS
Santisimo Señor, te damos infinitas gracias por nuestra familia, suplicandote que nos concedas la sabiduría, el amor y la fortaleza para educar a los hijos que nos has confiado en tu santa voluntad. Cùbrelos y protègelos con amor, para el pecado no destruya sus vidas y siempre tengan su corazòn fijo en Ti. Amada Virgen Marìa, Madre de Dios y Madre nuestra, Tù que fuiste la mujer escogida para cuidar al Hijo de Dios, ensèsñanos a ser como Tù y como tus Padres, San Joaquín y Santa Ana, personas sensibles a la voz del Creador. Amèn.
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