jueves, 5 de noviembre de 2015

NOVIEMBRE: UN MES DE SENTIDO CRISTIANO




''¡ Con que saben el aspecto del cielo y no pueden discernir los signos de los!'' (Mateo 16, 3)



Queridos hermanos, el ritmo de vida al que nos empuja el mundo puede hacer que perdamos la capacidad de asombro y reflexión de nuestra vida, pasando los días en la ruina, sin detenernos a mirar a nuestro alrededor percibiendo la grandeza del misterio de la vida y de la fe. Sin embargo, el comercio  marca en nuestra vida épocas particulares, opacando otras que también son importantes. Es así como se nos impone una inadecuada visión de la ''Navidad'' (basada en el consumo), de ''Semana Santa'' (como tiempo de vacaciones). etc. Esto nos ha llevado a que pasemos por alto tiempos muy importantes, como por ejemplo el cierre de un Ciclo Litúrgico, y el comienzo de un Nuevo Año Cristiano. ¿Sabemos cuándo sucede esto? ¿Nos damos la oportunidad para organizar nuestra vida de fe, de acuerdo a lo que nos ofrece la Iglesia?  Ejemplo claro de lo que estamos diciendo es el mes de noviembre, al cual no prestamos debida atención por estar preparando la Navidad, descuidando celebraciones como la solemnidad de Todos los Santos, la Conmemoración de los Fieles Difuntos, Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, la Solemnidad de Cristo Rey, el inicio de un Nuevo Año Litúrgico y la fiesta de San Andres, Apóstol. ¿Esto es poco para nuestra vida de fe? Es necesario, por lo tanto, que reflexionemos sobre el significado que estas celebraciones tienen para el cristiano.



Para comenzar, debemos tener claro que en el Año Litúrgico celebramos el misterio de la vida del Señor Jesús, nuestro Dios y Salvador, comenzando con su humilde Encarnación, hasta llegar a su proclamación como amo y Señor de todo lo creado. Ahora, esto no se puede quedar como idea abstracta, sino que tiene que introducirse en un cambio rotundo de vida, en una configuración progresiva con el Señor y  con su proyecto. Las celebraciones litúrgicas que tenemos durante este mes de noviembre son una muestra clara de lo que estamos diciendo, ya que nos recuerdan compromisos fundamentales que tenemos como creyentes. Por ejemplo:



1. SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS:

      





Nos recuerda que cada uno de nosotros, por gracia de nuestro Bautismo, estamos llamados a la santidad, es decir, a una configuración con el Señor Jesús, sea  cual sea nuestro estilo de vida o el oficio en que nos desempeñemos. La santidad consiste en encarnar con amor y esmero las palabras y las actitudes de Jesús en nuestra vida. Esta idea puede chocar con la visión tradicional que tenemos de la santidad, que consideramos lejana y como un privilegio de ''unos pocos''. De igual manera, al ser una vocación de todo cristiano, la responsabilidad también es compartida: cada uno es corresponsable de la santificación del hermano ( el mismo nombre lo indica: ''Todos los Santos''). Nuestra amada pagina se esfuerza por presentar cada día el testimonio de un santo, de manera que al encontrarnos con sus vida, no solo asimilemos fechas y nombres, sino que nos dejemos guiar e inspirar por sus vidas.





2. CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS:








Esta puede ser una celebración complicada de comprender, por el dolor y la tristeza que nos produce la partida de nuestros seres queridos. El mundo moderno nos impone una visión negativa de la muerte, ocupando nuestra atencion en los avances tecnológicos, la moda, los vicios, el juego, etc. ¿Cuántas veces nos detenemos a reflexionar sobre el sentido cristiano de la muerte? ¿Pensamos que no llegará la hora en que tengamos que partir a la Presencia del Padre? Esta celebración nos plantea tres grandes retos que exigen un trabajo serio para el Año Nuevo que pronto iniciaremos:

1) Ser constantes con nuestro compromiso cristiano, de manera que si el Señor nos llama a su Presencia, podamos caminar a su encuentro con la tranquilidad del deber cumplido.

2) Cambiar la visión negativa de la muerte por una comprensión llena de esperanza y amor, donde el dolor de la partida no supere la alegría de saber que nuestros seres queridos se han encontrado con Dios.

3) Al igual que en la Solemnidad de Todos los Santos, esta Conmemoración también tiene que fortalece los lazos comunitarios, ya que nos compromete a orar por quienes ya partieron, como a consolar a sus familiares.



  

3. NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA







La Santísima Virgen Marìa está presente en todo el Año Litúrgico, por lo que el cristiano tiene que estar en sintonìa con su testimonio para vivir coherentemente su fe. Marìa nos enseña que en medio de la sencillez y la humildad, es posible servir y agradar a Dios y a los Hermanos. Su ejemplo contrasta con la idea que puede girar en nuestra cabeza, en donde creemos que para ayudar a alguien, necesitamos grandes sumas de dinero. Nuestra Madre del Cielo supo desde el primer momento que su vida estaría consagrada al Señor, viviendo con alegría su vocación de Madre y esposa. Ella hace realidad algo que mencionábamos en la Solemnidad de todos los Santos: cada uno está llamado hacer santo, desde su propio estilo de vida, sea cual sea. Contemplar los misterios  de la Madre de Dios significa que no solo la amamos, sino que nos confiamos de su guía y cuidado para crecer en fidelidad y compromiso con su Único Hijo, Jesucristo.





4) SOLEMNIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO: 




Es la última celebración que tiene el Año Litúrgico, por lo que se convierte  en un ''termómetro'' de nuestra fe; es decir, en un punto de referencia para reflexionar si hemos respondido adecuadamente al llamado de Dios, o si por el contrario, solo lo reconocemos como Rey y Señor con los labios. Esta celebración tiene sentido siempre y cuando sea acompañada por un cambio radical de vida, donde se evidencie que Jesús es nuestro centro, y Celebrar a Jesús como Rey del Universo. implica limpiamos de todo aquello que se opone a su Divina Presencia, quedando limpios para que Él reine en nosotros, en nuestra familia, trabajo y comunidad. Si Jesús está reinando en el corazón de la humildad, ya no habrá guerras, hambre, injusticias, maltratos, etc.




5) INICIO DE UN NUEVO AÑO LITÚRGICO:




Los cristianos somos ciudadanos del mundo sin ser del mundo; por eso, nuestra vida gira en torno a Jesucristo y a su Iglesia. Teniendo claro esto, celebramos con inmensa alegría el comienzo de un Año Nuevo con el Tiempo de Adviento, en que recordamos las promesas de Dios, nos llenamos de esperanza y nos preparamos para la Encarnación espiritual del Hijo de Dios. Las preguntas que tenemos que hacernos son: ¿Conocemos y confiamos en las promesas que Dios ha hecho? ¿Disponemos nuestra vida, familia, trabajo y comunidad para la Encarnación del Verbo? ¿Estamos atentos a cada tiempo es una oportunidad para comenzar de nuevo, recargando nuestras energías y planteándonos nuevas metas espirituales. Si vivimos el tiempo de Adviento de una manera adecuada, seguro encontraremos un nuevo sentido a la Navidad, ya que el comercio no será lo importante, sino el integrarnos como familia en torno a nuestro Salvador.



6) FIESTA DE SAN ANDRÈS, APÓSTOL:


    

Para terminar, noviembre nos presenta el testimonio evangelizador de San Andrès, quien no dudó en dejarlo todo para seguir a Jesús, sin importarte que este seguimiento le significará el martirio. No permitamos que nuestra fe caiga en la rutina y mucho menos en la indiferencia; esforcémonos por hacer de lo ordinario algo extraordinario, descubriendo en cada cosa que nos pasa, una oportunidad para ser fieles al Señor. Esto nos puede traer complicaciones, sin embargo, si caminamos de la mano del Maestro, no habrá fuerza que pueda hacernos frente. Recordemos que la Iglesia existe para evangelizar, y que nosotros hacemos parte de ella, por lo tanto, nosotros tenemos que ser predicadores de la Buena Nueva de Jesús.

  


Hermanos, como damos cuenta, noviembre es un mes con mucho sentido, ya que además de lo ya mencionado, podemos incluir la vida de los santos de cada día, el mensaje de la Palabra de Dios, las oraciones colectas, ofrendas, poscomuniòn, etc. Sin embargo, consideramos que estos seis puntos nos dejan ideas claras de lo que el Señor pide de nosotros, no solo ahora, sino también para el Ciclo que vamos a iniciar: santidad, esperanza, confianza en la Virgen Marìa, coherencia de fe, obediencia al rey, preparación para su llegada y un anuncio valiente de las promesas de Dios. ¿Habíamos visto en este mes tanta riqueza y compromisos?




ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN A JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO







Señor Jesús, Dios y hombre verdadero, Tù eres el principio y el fin de Todo lo que existe, el dueño de nuestra vida y nuestras metas. Te entregamos confiados nuestra familia, amigos, seres queridos y proyectos, para que los protejas y los conduzcas siempre por el camino de la paz, el amor y la reconciliación. Reina en nuestra vida, siempre por el camino de la paz, el amor y la reconciliación. Reina en nuestra Vida, amado Redentor, para que abandonemos el pecado y renazcamos a la vida que viene del Espíritu Santo, Santísima Virgen Marìa, Madre y Reina de la Iglesia, nos consagramos a tu cuidado, pidiéndote que nos lleves ante tu adorado Hijo. Amén.






   

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